13 de noviembre de 2007

Por la lectura crítica

Hace unos días terminé la lectura del libro Tras las líneas. Sobre la lectura contemporánea, de Daniel Cassany. Profesor de Análisis del Discurso en lengua catalana en la Universidad Pompeu Fabra, Cassany construye en su libro un híbrido entre manual para estudiantes universitarios o especialistas y ensayo en defensa de la lectura crítica. La lectura y la escritura no son sólo procesos lingüísticos o psicológicos: son, ante todo, prácticas socioculturales.
Leer exige descodificar la prosa y recuperar los implícitos, pero también darse cuenta del significado que cada comunidad otorga a una palabra. Puesto que la sociedad y la cultura evolucionan, también cambian los significados, el valor de cada palabra, de cada texto. Cambia nuestra manera de leer y escribir (p.10).
En la sociedad actual, Cassany identifica cuatro factores que están transformando cómo leemos: i) el avance de la democracia como sistema político a lo largo del mundo promueve el surgimiento de ciudadanos con capacidad para identificar la ideología detrás de cada discurso; ii) la globalización y el aprendizaje de otras lenguas nos permiten acceder a discursos en otros idiomas, enriqueciendo pero complejizando nuestra comprensión del mundo; iii) Internet y sus comunidades de usuarios, con discursos, roles, géneros de comunicación y jergas que alteran la comunicación tradicional; y iv) el progresivo posicionamiento del discurso científico por sobre otros generan nuevos tipos de lectura (o como el común de la gente accede a un conocimiento complejo a través de género como la divulgación científica).

El libro atraviesa estos cuatro factores con gran claridad, pero de especial interés me resultó el análisis que Cassany realiza de la lectura en Internet. Afirma Cassany:


En conjunto, la estructura hiper e intertextual convierte al escrito electrónico en un objeto comunicativo más abierto (porque admite actualizaciones continuadas), versátil (permite diversidad de itinerarios de lectura), interconectado (relacionado con el resto de la red) y significativo (multiplica sus posibilidades interpretativas) (p. 194).

Ello implica, entre otras cosas, que

Leer es tomar decisiones (p.228).

Nos vemos obligados, más que antes, a navegar con “timón crítico”, sobre la base de un desarrollada literacidad informativa (un sinónimo de alfabetización informacional o information literacy en el mundo anglosajón). En esta navegación se debe analizar la URL del recurso, sus parámetros básicos (autoría, propósito, fecha, usabilidad, etc.), el discurso implícito, su contenido, sus vínculos con otros recursos de Internet, sus visitas, entre otros elementos. La suma de ellos es lo que nos permitirá evaluar el recurso y poder aplicarlo para responder la necesidad de información que tenemos. Pero advierte Cassany:

Leer en la red es más complicado que en una biblioteca de ladrillo, donde basta con conocer el sistema universal de clasificación de los libros, o con preguntar al encargado. Ahora no hay encargado… y los sistemas de clasificación y búsqueda son primitivos e imperfectos… Tienes que sumergirte tú en la red, navegar, encontrar y evaluar… ¡No es nada fácil! Como dice un colega documentalista, para encontrar una perla ¡tienes que ser tú una perla! (p.232-233).

Leyendo Tras las líneas revaloro la militancia de cada palabra que escojo al escribir. Cadaunadas me ha llevado, con una intensidad que hacía tiempo no ocurría, a retomar una vieja afición: la de pensar escribiendo, que no es lo mismo que escribir pensando. Y en este ejercicio, no soy neutral: mis palabras dicen más de lo que quiero decir. Siempre lo he sabido: Cassany me lo refriega en la cara.

1 comentario:

Florencia dijo...

Enzo: sin duda fascinante el tema. El impacto del hipervínculo en la creación de un macrotexto, dinámico y abierto, es algo que me sigue maravillando en la lectura Web. Por supuesto que me sirve el libro. ¡muchas gracias!