30 de agosto de 2008

Del horror al error

Fotografía: personal de la red de bibliotecas públicas de Chile en el III Encuentro Nacional de BiblioRedes (2006)

En la edición de ayer de La Tercera, Matías Rivas publicó una columna que, bajo el título El horror de las bibliotecas públicas, critica "el estado calamitoso" en que se encuentran las bibliotecas públicas de nuestro país.
Alcanzo a vislumbrar tras las palabras de Rivas una visión más o menos definida del rol de las bibliotecas como agentes de desarrollo local y una cierta voluntad por llamar la atención de la clase política respecto a la necesidad de priorizar la inversión en las bibliotecas por sobre otros tipos de infraestructura cultural. En ello, es de esperar que columnas como ésta contribuyan al siempre necesario y sano debate público sobre el rol de las bibliotecas en la sociedad actual.
Pero para levantar su argumentación, Rivas plantea un escenario en cuya construcción comete profundas equivocaciones, opina aparentemente sin tener cabal conocimiento de lo que está diciendo, y confunde una y otra vez dos tipos distintos -pero complementarios- de bibliotecas: públicas y escolares. En resumen, del horror de las bibliotecas públicas que él plantea, por ignorancia (no quiero pensar que por mala fe) cae en el error sobre las bibliotecas públicas.
Un ejemplo. Indica que las bibliotecas sólo reciben material adquirido por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura, siendo ésta apenas una de las cuatro fuentes de abastecimiento de material bibliográfico de las bibliotecas públicas. Las otras fuentes (donaciones, depósito legal, compras con recursos del presupuesto de la Dibam) superan el valioso aporte del Consejo, entregando además mayor diversidad a las colecciones. El año 2007, de los más de 153 mil libros comprados para las bibliotecas públicas, los adquiridos por el Consejo representaron el 30,4%.
Destaco las compras que realiza la Subdirección de Bibliotecas Públicas, cuyo presupuesto anual para desarrollar las colecciones de las bibliotecas se ha multiplicado por cinco desde mediados de la década pasada. A través de estas compras, obras de los más distintos géneros, autores y nacionalidades, desde best sellers hasta libros de utilidad para el desarrollo económico de las comunidades locales, han permitido enriquecer las colecciones de las bibliotecas, acercando éstas cada vez más a los intereses de sus usuarios.
Y algo similar, pero con aún una mayor inversión de recursos, es lo que está haciendo el equipo de las bibliotecas escolares del Ministerio de Educación que lidera Constanza Mekis, dotando a colegios y liceos a lo largo de todo el país de Centro de Recursos para el Aprendizaje (CRA) con material de gran calidad.
Otro ejemplo de la falta de información. En varias oportunidades se refiere a la ausencia de inversión en infraestructura para las bibliotecas. De un plumazo, se olvida Rivas de la enorme cantidad de proyectos financiados por el Fondo del Libro y la Lectura para el mejoramiento de los espacios de las bibliotecas públicas. Se olvida de la Biblioteca de Santiago, referente internacional en como recuperar espacios para la comunidad y la lectura. Se olvida del compromiso presidencial de construcción de bibliotecas públicas, que permitirá en los próximos dos años dotar de modernas bibliotecas a cerca de veinte comunas que carecen de ellas en la actualidad. Pero, sobre todo, se olvida Rivas del compromiso de la mayor parte de los municipios de Chile, los que pese a su precaria situación económica, en muchas oportunidades hacen esfuerzos de gran valor para entregar a sus comunidades bibliotecas dignas y acogedoras. Como él menciona a las comunidades apartadas, lo invito a visitar las bibliotecas de Camiña, Ruca Raqui, Curarrehue, San Juan de la Costa, Puerto Ibáñez o Villa Tehuelches, las que he tenido el honor de conocer en estos más de ocho años trabajando para y con ellas. Y no menciono otras, como las de Visviri, Alto del Carmen, Juan Fernández, Melinka, Tortel o Puerto Williams, porque hablaría por referencias. En todas estas bibliotecas quizá la infraestructura no sea perfecta, pero la constante preocupación de los municipios y, sobre todo, el compromiso de su personal, ha permitido que las comunidades se hayan apropiado de sus espacios y sus servicios, los que valoran en alto grado por su calidad.
En los casos mencionados y en cientos más, decir que "no tienen la infraestructura mínima para dar un buen servicio, ni los volúmenes básicos para llamarse biblioteca", es insultar a quienes hacen de su labor un compromiso cotidiano con sus comunidades de usuarios. En estos años, he llegado al convencimiento de que una biblioteca de excelencia no la hacen ni un buen edificio, ni una buena colección. Estos recursos colaboran, pero quienes hacen de las bibliotecas una herramienta eficaz para atender las necesidades de información, conocimiento, recreación y cultura de las personas, es el personal que en ellas trabaja.
Sí, faltan recursos: siempre faltarán, pese a que en estas dos últimas décadas los presupuestos públicos (nacionales, regionales y locales) destinados a las bibliotecas se han multiplicado varias veces. Pero pese a las limitaciones, las bibliotecas públicas de Chile han aumentado cinco veces las prestaciones (préstamos de libros a domicilio y en sala) en quince años, colaborando en hacer de nuestro país una sociedad más lectora. Se han constituido, a través del programa BiblioRedes, en actores de primera línea en la inclusión digital de los segmentos de menores recursos (ganando por ello, entre otros reconocimientos, el Stockholm Challenge Award, también conocido como el "Nobel de Internet"). Se encuentran en el proceso de automatizar sus colecciones, lo que permitirá el 2010 contar con una catálogo unificado y en línea, base para pensar en el usuario universal y servicios de nueva generación para atender a las comunidades locales. Y aunque no lo crea Matías Rivas, en la mayor parte de los casos, sobre todo en los pueblos más chicos, las bibliotecas públicas son agentes dinamizadores (casi siempre el único) de la vida cultural de la localidad, funcionando simultáneamente como biblioteca, centro cultural, museo, lugar de reunión para las asambleas comunitarias y cuanta necesidad más tengan los habitantes del pueblo.
Por eso, además, no es fortuito que el programa Maletín Literario, se esté ejecutando a través de las bibliotecas, y que sea en éstas donde las familias beneficiadas estén recibiendo sus maletines. La biblioteca pública chilena es hoy la puerta más segura, accesible y sin discriminación que los chilenos y chilenas que viven en condición de mayor vulnerabilidad tienen para acceder al libro, la lectura, Internet, información y cultura. Y quien diga lo contrario, habla desde la ignorancia (considerando la segunda acepción de la palabra, según el Diccionario de la lengua española editado el año 2005 por Espasa Calpe: falta de conocimiento acerca de una materia o asunto determinado).

25 de agosto de 2008

Para no olvidar

Comunicado de Prensa de Amnistía Internacional - Chile que entró hoy en mi correo.

Olimpiadas: China y el COI deben aprender de los errores y defender los valores de los derechos humanos.

Tras la clausura de las Olimpiadas de Beijing, Amnistía Internacional ha acusado a las autoridades chinas de haber concedido primacía a la imagen sobre el fondo al continuar con la persecución y sanción de activistas y periodistas durante la celebración de los Juegos Olímpicos. La organización ha criticado también al Comité Olímpico Internacional (COI) por empañar el legado de las Olimpiadas para los derechos humanos haciendo caso omiso de los abusos.

“Las Olimpiadas de Beijing han supuesto un acontecimiento deportivo espectacular, pero se han desarrollado sobre un telón de fondo de violaciones de derechos humanos, en el que se ha impedido a los activistas expresar pacíficamente su opinión y se ha detenido a muchos de ellos sin que hubieran cometido ningún delito” ha manifestado Roseann Rife, directora adjunta del Programa Regional de Amnistía Internacional para Asia y Oceanía en Hong Kong.

“Las autoridades chinas y el COI tenían la oportunidad de demostrar avances en materia de derechos humanos, pero la han desperdiciado en muchos aspectos. Los desalojos forzosos, la detención de activistas y las restricciones a periodistas no deberían malograr otros juegos olímpicos” afirma Roseann Rife.

Amnistía Internacional hizo estas declaraciones a raíz de la siguiente afirmación del presidente del COI, Jacques Rogge, en la clausura de las Olimpiadas de Beijing: “Han sido unos juegos verdaderamente excepcionales”.

En el transcurso de los Juegos, Amnistía Internacional ha documentado la continuación de violaciones sistemáticas de derechos humanos dirigidas contra activistas pacíficos y periodistas en China:

- Detención e imposición de sanciones a activistas –como la “reeducación por el trabajo”– por solicitar reiteradamente permiso para manifestarse en las zonas de protesta.

- Continuos encarcelamientos o detenciones arbitrarias de periodistas chinos y activistas de derechos humanos que intentaban informar sobre violaciones de derechos humanos.

- Denegación de permiso a peticionarios y activistas para participar en manifestaciones pacíficas en las zonas de protesta designadas por el gobierno en parques situados en torno a Beijing. El 18 de agosto, en respuesta a las reiteradas preguntas de los medios de comunicación, las autoridades chinas dijeron haber recibido 77 solicitudes para manifestarse por parte de 149 personas, pero que 74 solicitudes habían sido “retiradas”, dos se habían “suspendido” y una se había “vetado”.

"Ya va siendo hora de que el COI ponga en práctica los valores olímpicos de la ‘dignidad humana’ y los ‘principios éticos fundamentales universales’ convirtiendo los derechos humanos en un nuevo pilar de los Juegos Olímpicos.”

Amnistía Internacional ha pedido al COI que aplique las lecciones aprendidas en Beijing incorporando indicadores concretos y mensurables sobre impacto en derechos humanos a cualquier futuro proceso de selección de candidatos a organizar los Juegos y a todos los contratos que se establezcan en el futuro con las ciudades organizadoras.

Amnistía Internacional reconoce que las autoridades han adoptado algunas medidas positivas, entre ellas el desbloqueo de varios sitios web internacionales –como http://www.amnesty.org/–, en respuesta a la profunda preocupación pública expresada por periodistas con base en Beijing al comienzo de los Juegos.

Sin embargo, la organización ha pedido a las autoridades chinas que amplíen el desbloqueo a todos los sitios web y den carácter permanente a las disposiciones provisionales para periodistas extranjeros en China en el periodo previo a los Juegos, garantizando su aplicación uniforme y efectiva.

Muchos activistas chinos han sufrido persecución y sanciones por denunciar violaciones de derechos humanos con anterioridad o durante las Olimpiadas de Beijing. Por ejemplo:

- Ye Guozhu, activista del derecho a la vivienda, se encuentra bajo custodia policial después de haber cumplido una pena de cuatro años de prisión en relación con sus intentos de llamar la atención de la opinión pública sobre los presuntos desalojos forzosos realizados en Beijing debido a proyectos de construcción relacionados con las Olimpiadas. La policía afirmó que Ye Guozhu seguiría en detención hasta la conclusión de las Olimpiadas y los Juegos Paralímpicos para evitar problemas con él o su familia. El 26 de julio, la policía envió a la familia una notificación oficial de la detención según la cual Ye Guozhu estaba recluido en el centro de detención de la policía de distrito de Xuanwu como sospechoso de “congregar a una multitud para alterar el orden en un lugar público”, sin aportar más datos. Amnistía Internacional recibió informes verosímiles de que la policía lo golpeó con porras de electrochoque antes del juicio y de que en la cárcel volvió a sufrir palizas.

- A dos mujeres de avanzada edad, Wu Dianyuan (79 años) y Wang Xiuying (77), se las acusó de “alterar el orden público” y se les impuso un año de “reeducación por el trabajo” por haber solicitado manifestarse en una de las zonas oficiales de protesta. Llevaban presentando solicitudes a las autoridades desde 2001, cuando fueron desalojadas de sus casas en relación con un proyecto de desarrollo. Las autoridades de la ciudad de Beijing resolvieron que las mujeres no tendrían que cumplir ese periodo en un centro de “reeducación por el trabajo” si se “portaban bien”, pero sí se les impondrían restricciones de circulación.

Los pilares olímpicos son, en la actualidad, el deporte, la cultura y el medio ambiente. Este último se añadió en 1994, en los Juegos Olímpicos de Invierno en Noruega, como reconocimiento de los efectos negativos que un gran evento deportivo puede causar en su entorno.

21 de agosto de 2008

VTR Internet Segura: la campaña del miedo

Fuente de la imagen: VTR Internet Segura
Soy padre de dos niños, de 4 y 7 años. Estoy convencido de que el acceso y capacidad de uso de la tecnología será fundamental en sus posibilidades de desarrollo personal, tanto en su formación académica, en su vida profesional y, por cierto, en su capacidad de socializar y establecer lazos de comunicación, colaboración y amistad con otras personas. Pero también tengo claro que ese acceso a tecnología les hará estar expuestos a un conjunto de situaciones que yo no viví en mi infancia y adolescencia, y que recién siendo adulto enfrenté, cuando ya tenía un criterio desarrollado respecto a lo que era bueno y lo que era malo para mi.
Por eso, el reciente lanzamiento de la campaña VTR Internet Segura, que cuenta con el apoyo de del Ministerio de Interior de Chile, atrajo mi atención. Pero ya desde los primeros mensajes que conocí, algo me sonaba raro. Notaba cierta estigmatización de Internet como un espacio lleno de riesgos, opacando la versión opuesta: Internet como un espacio lleno de oportunidades. Y al escribir esta entrada, luego de haber estado casi una hora revisando el sitio de la campaña, mi primera reacción se ha confirmado: es una campaña basada en el miedo. Una campaña necesaria con el foco equivocado.
Es imposible no valorar el esfuerzo por prevenir el ciberbullying, el grooming o el phishing, pero cuando en la pasada se emiten mensajes en la dirección equivocada, el público objetivo al que está dirigida la campaña (los padres, especialmente aquellos con bajas destrezas y niveles de uso de Internet) puede tomar decisiones erróneas influidos por una mirada sesgada y por momentos muy limitada de Internet.
Apela esta campaña a un resorte emocional que todos los que somos padres tenemos: el miedo a que nuestros hijos sufran por acciones de personas malintencionadas. Y para ello construye una visión de Internet como un espacio plagado de individuos que se esconden tras el anonimato de un alias y que hacen de las distintos medios de comunicación en línea su vehículo para asaltar y abusar de nuestros hijos. Sólo basta tener presente la imagen que encabeza esta entrada para darse cuenta de cómo ya desde los elementos gráficos el tono de la campaña se centra en el lado oscuro de Internet (que por cierto lo tiene, algo que no pretendo negar).
¿Cuáles son mis principales críticas?
Mi primera crítica: lo ya dicho. En vez de emitir un mensaje positivo, refuerza en forma permanente el mensaje negativo. En vez de ver los beneficios (reducidos a algunas frases cliché en los párrafos iniciales de algunas secciones) y acompañar esa mirada con un alerta respecto a las amenazas, sólo se mencionan éstas. Un ejemplo son las referencias al concepto blog en el Manual de Recomendaciones para una Internet Segura, accesible desde el sitio. Tres veces se usa la palabra blog: en dos oportunidades se entrega una visión negativa (el blog como espacio en el que actúa el abusador sexual, el blog como espacio de acoso escolar por Internet) y la tercera mención es en el glosario, que entrega un breve y neutra descripción de lo que es un blog. Si yo soy padre de familia y no tengo experiencia directa con los blogs, despúes de leer el Manual concluiré que los blogs son "espacios de riesgo" para mis hijos. No alcanzaré a vislumbrar como han contribuido los blogs a generar información, conocimiento y espacios de colaboración entre personas y colectivos. No, los blogs serán sólo una amenaza para mis hijos.
Una segunda crítica es que se eleven lugares comunes a la categoría de verdades incuestionables sin el debido respaldo. En el Manual de Recomendaciones para una Internet Segura, se indica: "Los abusadores de menores encuentran en Internet un lugar más accesible para desplegar una variedad de actividades de abuso sexual a menores, amparados bajo el anonimato del medio". Asumo que la comparación es con el mundo real, ese donde la violencia sexual contra niños y niñas suele ser ejercida por personas de confianza, en muchas ocasiones integrantes del grupo familiar. Ciertamente, Internet también abre oportunidades para este tipo de abusos, pero ello no implica de manera necesaria que sea un espacio donde se cometan más delitos sexuales contra menores.
En Chile durante el último tiempo ha habido cierta presencia en los medios de casos de grooming y ciberbullying, pero es imposible construir tendencias a partir de casos, por muy condenables que sean. La pregunta que debemos hacer es cuantos casos de abuso sexual o acoso escolar en línea han ocurrido en relación a la cantidad de horas de acceso a Internet que los niños y adolescentes chilenos han tenido. Dato complejo de obtener, por cierto, porque al igual que en la vida en el mundo físico, no todos los casos se conocen, pero -al igual que en el mundo físico- son la excepción. Aunque suene grotesco, sería como si por algunos casos de violaciones de menores en parques y plazas públicas, se llegara a la conclusión de que parques y plazas son "espacios de riesgo" para nuestros hijos.
Y una tercera crítica tiene que ver con una rotunda incomprensión de ciertas lógicas propias de estos nuevos espacios y como se genera la comunicación entre personas en ellos. El mejor ejemplo es una de las frases fuerzas del spot que protagoniza el tenista Fernando González (que pueden ver aquí), que entre otras cosas sugiere: "Chatea sólo con tus amigos". Solo contrargumentar que si la comunidad de personas que ha hecho del software libre y el conocimiento abierto uno de los espacios de mayor innovación en las últimas dos décadas hubiera aplicado esta recomendación, quizá hoy no tendríamos a nuestro alcance la posibilidad de compartir y comunicarnos con personas de todas las culturas del mundo a través de Internet. Y esa comunidad se ha basado, entre otras cosas, en el trabajo colaborativo entre personas que no se conocen en el mundo físico y que han chateado con extraños. Creer que en el mundo virtual se reproducen (o debieran reproducirse) las dinámicas del mundo físico, es ver con ojos del siglo XX una realidad del siglo XXI. De hecho, la misma distinción entre mundo físico y mundo virtual es cada vez más tenue.
Entonces... ¿cómo enfrentar este tema?
Hace un tiempo, un buen amigo, también padre de familia, en un peligroso ejercicio que grafica las limitaciones de Internet (esto es una ironía, por si no lo parece), pidió ayuda en línea (debe ser, sin duda, un abusador sexual o un acosador, ya que tiene blog). Las respuestas que recibió de varias decenas de personas, entre ellas este cadaunante (también sospechoso por escribir estas líneas a altas horas de la noche), son el mejor ejemplo de cómo la visión positiva de las cosas puede ser posible y, a mi juicio, más constructiva en el largo plazo. Por eso, más que reproducir aquí lo compartido en esa conversación, invito a leerla en detalle: Papá en Red pide ayuda.

19 de agosto de 2008

Fotos

A propósito del Día Nacional de la Fotografía en Chile, comparto dos cosas.
La primera (que ya alguna vez comenté), la galería de un buen amigo, al que recientes cambios en su situación laboral le han provocado un severo trastorno de personalidad(es), Pessoa chilensis que navega en el ciberespacio a punta de heterónimos (o los heterónimos navegan a punta de él, who knows!). En algún momento de lucidez, captó esta imágen, que llamó "Cetaceos":

La segunda, la aplicación Muticolr Search Lab de Idée Labs, que conocí hace un tiempo a través del blog de la bibliotecaria Nieves González, y que permite realizar collage en base a colores utilizando una amplía selección de fotografías publicadas en Flickr, una propuesta de remix fotográfico a medio camino entre la web 2.0 y la web 2.1 que plantea David de Ugarte. Como muestra este botón, construido utilizando la paleta de Cadaunadas:

17 de agosto de 2008

De paseo por TED: entre el futuro y la miopía

Llevaba un buen tiempo sin darme un rato para revisar algunas de las conferencias de TED. La recomendación en el blog de Leonardo Maldonado me motivó para ver la de Kevin Kelly sobre los próximos 5.000 días de la Web. A juicio de Kelly, si revisamos sus primeros 5.000 días, todas las proyecciones sobre lo que sería fallaron. Traduciendo a Kelly, todo demostraba ser imposible en teoría, pero resultó posible en la práctica. La moraleja para cuando miremos el futuro: mejorar nuestra capacidad de creer en lo imposible. Inspiring, dicen los gringos.

En TED también me encontré con una muy interesante miniconferencia de Alisa Miller -quien encabeza Public Radio International- sobre como los medios (incluyendo los digitales) influyen en cómo los estadounidenses miran (y comprenden) el mundo. Tomando las noticias de febrero de 2007, la muerte de Anna Nicole Smith tuvo mayor cobertura que las noticias sobre el resto del mundo, excepto Iraq. Cambiarán los datos, se relevarán otras noticias, pero no tengo dudas que las conclusiones de Miller son aplicables a Chile.

Surge algo extraño al juntar ambas conferencias. ¿Imaginar el futuro imposible cuando nuestra imagen del presente está tan deformada? ¿Cómo podemos proyectarnos si no conocemos el mundo en que vivimos? ¿Será la Web 2.0, esta conversación mundial, un reflejo de esta contradicción? ¿O su más eficaz antídoto?
Nota: Si tienen problemas visualizando los videos en esta entrada, sugiero los vean directamente en la página de TED: aquí la conferencia de Kelly y acá la de Miller.

16 de agosto de 2008

Blog Action Day 08

Cadaunadas ya es parte de Blog Action Day 08. El 15 de octubre conversaremos sobre la pobreza. Y tú, ¿de qué hablarás?



12 de agosto de 2008

Si vas para Chile... es posible que te pierdas

Fotografía: Show me the Way, de Iñigo López, con licencia CC:BY-NC-ND

Los dos últimos días he estado por razones de trabajo en el sur de Chile, viajando en vehículo arrendado. Y en forma permanente me he enfrentado a la pregunta: ¿que dirección tomo? Y no porque me haya encontrado en una inmensa zona deshabitada, en medio de un vasto territorio y recorriendo caminos de tierra guiado por las estrellas o los accidentes geográficos. No. He estado atravesando ciudades y pueblos, zonas densamente habitadas, conduciendo por carreteras y autopistas de gran nivel. Pero aún así, en repetidas oportunidades me he preguntado: ¿qué dirección tomo? Cumplo con indicar que en más de alguna ocasión la respuesta ha sido la equivocada, debiendo rehacer el camino y retomar la ruta correcta.
No diré el nombre de la ciudad, porque en mis años viajando por Chile me he dado cuenta de que este problema nos atraviesa -literalmente- de norte a sur. Para efectos de esta narración, que cada cual le ponga el nombre que quiera: yo hablaré de la Ciudad V.
Ayer, saliendo del aeropuerto de la Ciudad V, al empalmar la vía de salida con la carretera, ninguna señal indicaba hacia donde quedaba la Ciudad V, y mucho menos como podía conectar con la Autopista P, la que debía tomar para llegar al Pueblo R. Apostando a cierta lógica geográfica, opté por una de las dos direcciones posibles, decisión acertada por lo que pude comprobar al llamar a una persona de mi equipo y pedirle por teléfono cierta orientación. Le consulté cómo podía llegar a la Autopista P desde donde me encontraba y me indicó que para evitar entrar a la Ciudad V, al llegar al cruce con el desvio al Pueblo M, tomara a la izquierda. Así llegaría en forma más expedita a la Autopista P y de ahí al Pueblo R.
Sin embargo, al avanzar nunca encontré una señal que indicara ni el desvio ni tampoco mencionara al Pueblo M, por lo que sin mediar aviso me encontré dentro de la Ciudad V (ahora reparo además que tampoco ví en este caso los típicos letreros de bienvenida a las ciudades). Para mi desgracia, la Ciudad V tiene cierta forma circular, lo que unido a su escasa o nula señalética, me llevó a recorrerla en buena parte de su extensión, creyendo que estaba rumbo a la conexión con la Autopista P. Resultado: cuando las sospechas eran evidentes, recurrimos (hablo en primera persona del plural porque viajaba con mi jefa, y ella era quien asumía a veces la función de navegante) al viejo truco de preguntarle a un lugareño. Treinta segundos después estaba rehaciendo el camino en sentido opuesto, quedando el lugareño con una segura expresión en su rostro: "¿Cómo se pudieron perder con lo fácil que es moverse en la Ciudad V?".
No me extenderé mucho más. Sólo indicar que en el Pueblo R tampoco eran esperables señales ("¡pero si en el Pueblo R todos nos conocemos y sabemos donde está todo!") y que varias horas más tarde, al regresar a la Ciudad V, volvimos a gozar de la circularidad de la ciudad, su falta de señales de orientación y, sobre todo, de la noche, la lluvia y las ganas de cenar.
¿Cuál es el sentido de toda esta historia? Pues que en los detalles está, en nuestro caso, la explicación de por qué fallamos en muchas cosas. Y en esta oportunidad, se me hizo evidente de que el tremendo potencial turístico de la Ciudad V y su territorio circundante se ve afectado por algo tan sencillo como la ausencia de señales en carreteras y dentro de la urbe que ayuden a los turistas a orientarse.
Invertimos grandes sumas en campañas de imagen país. Analizamos como desarrollar en diferentes grupos objetivos Chile como destino, en especial entre los grupos de alto estándar, turistas que están dispuestos a pagar por llegar a uno de los países más alejados de todo el mundo. Nos abrimos al mundo a punta de tratados bilaterales, trilaterales y multilaterales, y mostramos con cierto y contradictorio chovinismo nuestro logro: somos el país que tiene más tratados de libre comercio en el mundo. Y, por cierto, marcamos en forma permanente nuestras diferencias con nuestros vecinos: "no somos como ellos, por favor tengan presente el dato".
Pero si un canadiense saliera hoy del aeropuerto de Ciudad V manejando un vehículo de arriendo, le sería imposible llegar al Pueblo R. Toda nuestra apertura al mundo, toda nuestra estrategia turística colapsaría bajo un simple detalle: ninguno letrero caminero lo orientaría. Y asumiendo que nuestro amigo canadiense no hablara castellano, la posibilidad de recurrir al truco del lugareño queda excluida en forma inmediata (asumiendo también que la probabilidades de que el lugareño hable inglés son aún más remotas). Para su mayor desgracia, la empresa de arriendo de vehículos tampoco le habría proporcionado mapas carreteros, ni hubiera podido comprarlos en el aeropuerto de Ciudad V.
He tenido la fortuna de viajar mucho y por muy diversos lugares desde que pequeño, pero pocas veces me he sentido más desorientado que en Ciudad V o viajando entre su aeropuerto y el Pueblo R. Afortunamente no padezco de cretinismo topográfico, severo mal que afecta a muchas personas -algunas de gran inteligencia en otros ámbitos- que enfrentadas a los puntos cardinales parecen párvulos. Por eso, en general -y estos días no fueron una excepción- salgo bien parado de estos ejercicios de turismo aventura, pero no puedo dejar de reparar en lo ya dicho: la estrategia nos falla en los detalles.
Si, los benditos y simples detalles. Como en el caso del ciclista chileno que hace unos días en Beijing se arrancó del pelotón: más de tres horas de escapada, acaparando las pantallas del mundo entero, pero que abandonó poco después de ser absorbido por el grupo y no llegó a la meta, exhausto por una estrategia equivocada. O como en Si vas para Chile, donde las orientaciones dadas al amigo (a ese que se lo quiere cuando es forastero) son el nombre del pueblo, los cerros, el cielo y un estero. Estoy seguro que el forastero nunca llegó a entregarle a la amada el mensaje del amado: se debe haber perdido en el camino. Chile, all ways surprising!

6 de agosto de 2008

Y a mí también me jode esta China de hoy

No han comenzado aún los Juegos Olímpicos en Beijing y ya me estoy empezando a cabrear (en realidad, un cabreo que venía trabajando desde hace un tiempo). La contaminación y como afectará a los deportistas está preocupando más a la prensa internacional que la sostenida y pública violación de derechos humanos básicos. Llevaba varios días masticando la bilis hasta que hoy leí un soberbio minipost de Juan Urrutia, que transcribo completo:
No falta nada para el comienzo de los Juegos Olímpicos y me parece que los voy a boicotear. En parte por la descarada exhibición de autoritarismo, censura y falta de respeto a la libertad individual, tal como insinuaba ayer. Pero en parte también por la postura complaciente de algunos países y algunos comités olímpicos nacionales, entre ellos el español, que prohiben hablar públicamente de política a los deportistas durante los juegos. Una buena oportunidad para la blogosfera y para emular a los velocistas afroamericanos en el podio de los juegos de Méjico. ¿Aparecerá una manera de unir este pasado emocionante con las posibilidades tecnológicas del futuro ya presente? Espero que sí.

2 de agosto de 2008

Roser Lozano y la biblioteca 2.0

Una biblioteca 2.0, más allá de ser una simple suma de incorporaciones tecnológicas, ha de estar abierta al cambio continuo, ofrecer servicios actualizados y continuamente evaluados y crecer junto al usuario. La participación e interacción con el usuario ha de ser el punto de partida de cualquier servicio, ya sea presencial o virtual.

El usuario gana poder en este nuevo concepto de biblioteca: poder de decidir qué le ofrecemos y cómo se lo ofrecemos, poder de generar, compartir y distribuir información y no únicamente de consumir; poder de decidir qué le interesa y qué no es relevante que continuemos ofreciendo, pero, a cambio, el bibliotecario puede ganar autoridad. No confundamos poder con autoridad. No es lo mismo.

En estos momentos de cambio, podemos ganar autoridad si no tenemos miedo a perder el poder y conseguimos situarnos como profesionales necesarios que orientamos, damos apoyo y generamos espacios y servicios al ritmo de las nuevas posibilidades tecnológicas y apostamos por un “nuevo” modelo de biblioteca basado en la interacción y participación del usuario. Es decir, ganaremos autoridad en la medida que seamos capaces de interrelacionarnos con los usuarios y, como consecuencia de ello, mejorar e innovar continuadamente.

Esta es una de las miradas de Roser Lozano, Directora de la Biblioteca Pública de Tarragona (Cataluña, España), sobre la actitud 2.0 aplicada a las bibliotecas públicas, publicada en este artículo en ThinkEPI hace unos días. Gran reflexión. No la dejen de leer.