29 de septiembre de 2007

Algunas reflexiones sobre un informe de CompTIA

A través del blog de Alejandro Barros conozco un reciente informe (junio 2007) elaborado por CompTIA en asociación con Nathan Associates y Sallstrom Consulting: Los Beneficios Económicos y Sociales del Uso de las TICs: Una Valoración y Guía de Políticas Para América Latina y el Caribe. En la entrada del 16 de septiembre del blog de Alejandro podrán encontrar un resumen del informe y un link de acceso al informe.

Por el nombre del informe, las expectativas previas a su lectura eran altas. Sin embargo, conforme fui avanzando en sus secciones, me fui dando cuenta que en la mayor parte de sus postulados recoge lugares comunes sobre tecnología, participación social y desarrollo que se encuentran, a mi juicio, en la base de la crisis del actual paradigma sobre este tema.

Donde más evidente es esta visión ya desfasada es en los siguientes aspectos:

1. La concepción de la brecha digital sigue amarrada fuertemente al componente material (computadores, conectividad). No debiera extrañar, toda vez que CompTIA es una asociación gremial que reúne a más de 22 mil empresas de tecnología computacional en el mundo. Su negocio es hasta ahora principalmente ese: vender computadores e instalar conectividad (si bien se están abriendo crecientemente un espacio de empresas centrada en desarrollos web que ponen el acento en los usos).

2. Por otro lado, cuando analiza la información de América Latina construye una serie de rankings en base a información que el mismo informe indica que no es comparable. El mejor ejemplo es la comparación de banda ancha en cada país. Chile sale primero en esta dimensión. Nuestro peculiar "barómetro de banda ancha" superó el millón de conexiones de banda ancha en diciembre de 2006, pero el 93% de esas conexiones a Internet eran inferiores a 1 Mb de velocidad de bajada. Entonces, la promesa de impacto de las tecnologías en el desarrollo económico que el informe releva está, como se sabe, sometido al cuello de botella de una banda ancha bien estrecha.

3. En la sección del informe dedicada al contenido local, su aproximación es también bastante clásica. Si bien menciona algunos ejemplos de participación ciudadana en la generación de los contenidos, en general el usuario de los contenidos es descrito como un sujeto pasivo para el cual hay que desarrollar contenidos que sean pertinentes para su realidad, sin asumir que él mismo puede ser la solución para esa necesidad. Que a estas alturas el concepto de UGC (User Generated Content, contenido generado por el usuario) no aparezca nítidamente en este tipo de informe parece, cuando menos, un aproximación miope.

En resumen, el título le quedó grande al informe.

28 de septiembre de 2007

Biblioteca 2.0: una experiencia chilena


Siguiendo con esta personal recopilación de recursos sobre la Biblioteca 2.0 que iniciara hace unos días, comparto ahora una destacada experiencia desarrollada en Chile por la Biblioteca del Congreso Nacional (BCN). He tenido la oportunidad de conversar este año en varias oportunidades con Soledad Ferreiro, su Directora, y con José Miguel Muga, consultor en innovación que ha sido parte de este desarrollo, quienes me han aportado una visión muy interesante sobre el rol que la biblioteca puede (y debe) jugar en un contexto de usos sociales innovadores de la tecnología y ciberactivismo.

Tres ideas resumen la experiencia de la BCN hasta ahora:

1. La biblioteca como patrocinadora y co-creadora de redes cibersociales
2. La biblioteca como obervatorio de tendencias ciudadanas
3. La biblioteca como promotora de colectivos emergentes

Resultado concreto de esta visión son el blog Ligas Mayores, espacio para adultos mayores surgido al alero de la BCN, y el portal Chile Asia Pacífico.

Pueden conocer la experiencia en palabras de Soledad y José Miguel en este paper, presentado en la última conferencia de la International Federation of Library Associations and Institutions (IFLA), realizada en Durban (Sudáfrica) en agosto pasado.

27 de septiembre de 2007

Internet y participación social: New Zealand's Way


¡Otra vez Nueva Zelanda innovando!
Sebastián Uribe me remitió esta noticia que apareció ayer en FayerWayer (que a su vez la obtuvo de BoingBoing). Los ciudadanos de Nueva Zelanda podrán revisar, comentar y editar la nueva versión del Acta de la Policia antes de que sea enviada al Senado para su sanción definitiva. ¿Cómo? A través de este wiki. Será interesante ver que pasa cuando llegue al Senado: ¿cambiará la clase política un documento que fue elaborado por la comunidad?

Ya me imagino a las bibliotecas públicas neozelandesas promoviendo entres sus usuarios que contribuyan con la nueva Acta de la Policia. Mientras tanto, Coleman sonríe.

25 de septiembre de 2007

Inmigrantes digitales: un fotógrafo proam

En la última década, han surgido diversas denominaciones para clasificar a los integrantes de las nuevas generaciones, personas nacidas cuando ya existían los computadores personales, la telefonía móvil y la web como espacio accesible. Quizá una de las que más ha trascendido es la acuñada por Marc Prensky, especialista estadounidense en educación, quién definió a los integrantes de estas generaciones como los nativos digitales: sujetos que, como mis hijos, no conciben el mundo sin Internet y que desarrollan sus competencias en forma natural en el mundo digital. Esta es, por cierto, una versión resumida del concepto, que pueden encontrar más detallado en su versión original en inglés aquí, y una traducción libre al castellano aquí.

Por defecto, el resto somos inmigrantes digitales, personas que hemos llegado más temprano o más tarde al mundo digital, y que nuestra incorporación suele ser autodidacta, no sistemática y, en muchas ocasiones, una navegación un tanto a ciegas y llevados por la corriente hacia espacios en los que no siempre sabemos cómo movernos.

En la Red se pueden encontrar ejemplos destacados de nativos digitales. Una buena selección de historias es la que está reuniendo el español Genís Roca en su blog. Como buen inmigrante digital, Genís se maravilla -al igual que todos nosotros- con estas historias de vida, donde la tecnología está incorporada sin hacer distinciones entre lo real y lo virtual. Para los nativos digitales el mundo es uno solo y se mueven entre ambas dimensiones ("en línea" y "fuera de línea") con soltura.

Pues bien, yo he decidido iniciar mi propia colección de historias, pero maravillándome con los inmigrantes digitales (finalmente, me sigue comprometiendo más la vida de un centroamericano cruzando como "espalda mojada" la frontera con el Primer Mundo que la historia de un niño californiano de Orange County). Inmigrantes digitales pero con una característica: han logrado, a mi juicio, hacer propia alguna de las características de los nativos, y en esa dimensión parecen efectivamente nativos.

El primer caso que compilo en este "bestiario personal" es el de mi amigo Ricardo López, aficionado a la fotografía desde hace más de 30 años, y quien logró potenciar su afición con cada vez más sofisticadas cámaras digitales e integrándose a una comunidad de fotógrafos en red.

Ricardo es un buen ejemplo de una de las características de la Web social: el explosivo surgimiento de los usuarios como generadores de contenido (prosumer, productor y consumidor de contenido) y que en algunos casos realizan su afición con estándares y compromisos casi profesionales. Ricardo (si quieren conocerlo pueden hacer clic aquí) es lo que algunos denominan un proam ("professional amateur", en castellano "aficionado profesional"), especie que un día está contribuyendo a la exploración del espacio con sus grandes telescopios caseros, otro genera un nuevo estilo musical re-mezclando pistas disponibles en la Red y al día siguiente toma fotografías de alto valor artístico y con indudable sentido patrimonial, como la que encabeza esta entrada (paisaje con una ruca mapuche en una mañana de marzo de 2007 a orillas del Lago Budi en la Región de la Araucanía, en el sur de Chile). Es la revolución de los proam, como los investigadores ingleses Charles Leadbeater y Paul Miller han afirmado en su libro, que aguarda su turno de lectura en mi disco duro.

Dicho esto, los invito a visitar la galería de Ricardo y disfrutar de su ojo fotográfico.

23 de septiembre de 2007

Participación social, democracia e Internet

Conversando unos días atrás con Lorena Muñoz, periodista que trabaja en Fosis y que está preparando una investigación sobre las barreras de acceso al gobierno electrónico en contextos de exclusión social, tomando Chile como caso de estudio, conversamos sobre una dimensión no muy desarrollada en el modelo chileno de gobierno electrónico: la participación social en línea, o cómo a través del uso de las tecnologías de información y comunicación la ciudadanía interactúa, influye y participa en los procesos de toma de decisión del Estado.

En ese contexto, la conversación derivó hacia Internet como espacio para ejercer la democracia, ámbito en el cual extiendo la recomendación de Lorena de revisar el trabajo de Stephen Coleman, profesor del Institute of Communications Studies de la Universidad de Leeds (Reino Unido). Entre los recursos disponibles en Internet, se encuentra el video de una interesante conferencia dictada por Coleman en diciembre de 2005 en el Oxford Internet Institute.

Bajo el título "E-participación y poder: el cable de cobre y la electricidad", Coleman plantea una serie de reflexiones sobre como Internet puede y no puede ser, simultáneamente, espacio para una efectiva comunicación y relación entre Estado y ciudadanía. Esfuerzos estatales con un enfoque de arriba hacia abajo (top-down) pueden ser acusados de permitir a las personas opinar sin ser necesariamente escuchados y sobre temas en los cuales las decisiones ya hayan sido tomadas. Por su parte, iniciativas de abajo hacia arriba (bottom-up) pueden convertirse en espacios de conversación virtual sin mayor contacto con las estructuras y procesos de toma de decisión. Coleman reflexiona, entonces, respecto a cuáles son las claves para que Internet sea un espacio público para la democracia, estableciendo que para que ello ocurra deben darse tres condiciones:

1. Las instituciones deben sensibilizarse respecto a como las personas cuentan sus historias, entendiendo que comúnmente son relatos fragmentados e incompletos, no relatos coherentes. En esa fragmentación las instituciones deben saber identificar los anhelos y necesidades de las personas.

2. Se debe empoderar no sólo a quienes creen que tienen algo que decir, sino que en forma especial a los ciudadanos que creen no tener nada que decir.

3. La interacción pública con el proceso democrático debe tener consecuencias visibles y tangibles. La voz de los ciudadanos debe tener consecuencias en las decisiones que se toman.

Si estas condiciones se dan, entonces Internet podrá ser un efectivo medio para que la participación social ("la electricidad" del título de la conferencia) penetre las instituciones públicas ("el cable de cobre") que actúan en nombre de la sociedad. ¿Cómo puede una biblioteca pública chilena, en su doble condición de espacio público comunitario y servicio público, promover este encuentro entre el ciudadano y el Estado?

22 de septiembre de 2007

Biblioteca 2.0

En las 10as Jornadas Españolas de Documentación, Fesabid 2007, celebradas en Santiago de Compostela en mayo pasado, José Antonio Merlo y Natalia Arroyo, realizaron una muy clara presentación sobre el concepto Biblioteca 2.0, que se puede consultar aquí.

Con esta entrada inició una serie de posteos sobre esta nueva biblioteca (aunque a mi juicio no es tan nueva en su esencia, por lo menos en el ámbito de las bibliotecas públicas), a través de los cuales compilaré información relevante (desde mi punto de vista) que está disponible en Internet y compartiré algunas reflexiones personales sobre el tema.

21 de septiembre de 2007

Una buena idea en el tapabarro

A través del blog The Shifted Librarian, conozco una original campaña de marketing de las bibliotecas públicas de Wyoming (Estados Unidos), entre cuyas piezas se encuentran éstas:

Pero sin duda una de las aplicaciones más originales es ésta:

Ideas simples y mensajes claros utilizando el viejo truco de poner fuera de contexto imágenes de la cultura popular. Información completa sobre la campaña la pueden encontrar en The Wyoming Libraries Campaign y un set de fotos con algunas aplicaciones de las piezas en esta galeria de Flickr.

20 de septiembre de 2007

Una mirada más profunda a la Brecha Digital

A lo largo de este año, y en el contexto de las reflexiones que hemos tenido al interior de BiblioRedes respecto al futuro del Programa, hemos revisado algunos de los conceptos eje sobre los cuales se diseñó el modelo original (el actual) de BiblioRedes hace ya más de seis años.

Uno de esos conceptos es el de la brecha digital y sus dimensiones. Ya desde sus inicios, BiblioRedes entendió que la brecha no era sólo un problema de conectividad (acceso a un computador conectado a Internet), razón por la cual en su promesa original hacia la comunidad incluyó un potente programa de alfabetización digital (puesto en práctica desde el año 2003) y la apuesta por el apoyo a la generación comunitaria de contenido local (implementado desde el año 2004). Acceso gratuito, más desarrollo de competencias básicas instrumentales, más contenido pertinente, parecía en aquel momento la ecuación lógica para contribuir desde las bibliotecas públicas a la superación de la brecha digital en Chile.

Sin embargo, esa triada parece no cubrir toda la complejidad y profundidad de la brecha. En esta reflexión, el modelo plasmado por Jan van Dijk en su libro The Deepening Divide. Inequality in the Information Society (2005), entrega luces. Debajo reproduzco traducido el gráfico que se encuentra en el libro y que resume la visión de Van Dijk sobre la brecha (para agrandar la imagen hacer clic sobre ella):



En esencia, en la sociedad contemporánea, el tipo de acceso que todo individuo tiene a la tecnología depende de un conjunto de categorías personales (innatas muchas de ellas) y un conjunto de categorías posicionales (o la ubicación de ese individuo en la sociedad), de cuyo cruce dependen los tipos y calidad de recursos que la persona puede tener. Estos recursos condicionan su acceso a la tecnología, y ese tipo de acceso juega un rol fundamental en su participación en la sociedad, participación que se manifiesta a través de las categorías posicionales. Esta es la parte causal del modelo.

La riqueza del análisis de Van Dijk está, a mi juicio, en su apertura del concepto de acceso en cuatro ámbitos: el motivacional, o aquellos factores, elementos y decisiones que gatillan el interés de la persona por conectarse; el material, o cómo accede ese usuario a la tecnología (respecto a conectividad no es lo mismo ser usuario de banda ancha que de conexión conmutada); las competencias, que Van Dijk separa a su vez en tres niveles -instrumentales, informacionales y estratégicas; y los usos, o cómo hacemos de la tecnología una herramienta cotidiana para las distintas actividades que desarrollamos. Estas cuatro dimensiones son secuenciales (van en el orden enunciado en esta descripción), pero la dimensión de los usos a su vez reinicia la secuencia al generar una nueva motivación para el acceso. Todo esto ocurre sobre lo que Van Dijk denomina las propiedades tecnológicas de las TICs (hardware, software y contenido).

El subtítulo del libro es "Inequidad en la Sociedad de la Información", y lo que plantea el profesor de la Universidad de Twente es que las tecnologías de información y comunicación tienen implícitas en si mismas las razones de la inequidad de la sociedad que están colaborando a construir. Ello principalmente radica en la dimensión de los usos, y cómo los nuevos usos (nuevas innovaciones) son apropiados más tempranamente por las personas y grupos más conectados, aprovechando de manera anticipada sus beneficios y, por tanto, contribuyendo a aumentar su distancia respecto a las personas o grupos con menores de niveles de conexión (acceso) con la tecnología. Su estudio se basa en información estadística dura, principalmente de Holanda, Estados Unidos y otros países desarrollados, y si bien las cifras indican que crece el acceso en todos los segmentos y grupos sociales, donde crece más rápido es en aquellos que gozan del mejor acceso.

Algunas conclusiones que se pueden alcanzar a partir de lo expuesto son:

1. La brecha digital no es un fenómeno de fronteras y contornos delimitados, que pueda ser cerrada en algún momento. Es, más bien, un área nebulosa, cuyos deslindes se reperfilan continuamente al ritmo de la innovación y los nuevos usos de las tecnologías. Por lo tanto, es plausible hablar de una brecha permanente e incluso una brecha creciente (aunque crezca el acceso promedio a tecnología en nuestras sociedades). Siempre habrá grupos de vanguardia que aprovechen más tempranamente estas innovaciones y aumenten su distancia del resto (y aumenten en paralelo su poder y su influencia).

2. De esta manera, la promesa de una sociedad más democrática que algunos autores tienden a ver en la Web social o 2.0 debe ser mirada con cierta distancia. Que la Web social posibilita mayores niveles de interacción entre las personas está ya demostrado, y que esas mayores interacciones pueden apoyar manifestaciones sociales de distinto signo, sentido y fines, no cabe duda. Lo que está por demostrar es que ello conduzca a sociedades con mayores niveles de equidad. Según Van Dijk, la evidencia empírica demuestra lo contrario (si bien él no habla explícitamente de la Web social).

De bibliotecas y telecentros

La semana pasada tuve la oportunidad de participar como panelista en dos eventos con focos distintos pero motivaciones muy similares.

El primer evento fue el Encuentro Latinoamericano de Telecentros e Inclusión Social 2007, celebrado en Santiago los días 10 y 11 de septiembre. El foco: los telecentros. La motivación: cómo hacer de estos espacios de acceso comunitario a Internet actores más relevantes en las agendas de inclusión digital de nuestro continente. El segundo evento fue el curso de verano Biblioteca Municipal y Desarrollo Tecnológico, desarrollado en Peñaranda de Bracamonte (Salamanca, España) entre el 13 y 15 de septiembre (participé a través de una video conferencia el día 13) y organizado por la Universidad de Salamanca y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. El foco: las bibliotecas públicas. La motivación: contribuir a que la biblioteca pública española vea la tecnología como oportunidad y sea "al mismo tiempo emisora, receptora y canal de transmisión de la información, compartiendo sus recursos con los ciudadanos a los que atiende".

En ambas oportunidades, destaqué que en Chile la experiencia de BiblioRedes ha demostrado que la biblioteca pública es un excelente espacio para ofrecer servicios de acceso comunitario a Internet. Sin embargo, tanto en el Encuentro de Telecentros como en el curso de Salamanca, percibí cierta disociación entre biblioteca y telecentro. En el caso español, en palabras de mi buen amigo José Antonio Merlo (responsable de que yo participara en el curso), no existe mayor coordinación entre bibliotecas y telecentros. ¿Soberbia o ignorancia de los bibliotecarios? ¿Soberbia o ignorancia de los telecentristas? ¿Descordinación? Da lo mismo: al final del día la separación reduce las oportunidades a los desconectados.

Aquí comparto la presentación que realicé en el Encuentro de Telecentros (las desconfiguraciones de la tipografía son responsabilidad compartida entre PowerPoint y Slideshare):
El audio con mi intervención puede descargarlo desde esta página.

19 de septiembre de 2007

Brecha digital y Web 2.0

Recuerdo una frase de Mario Benedetti en un programa de la televisión española de los años ochenta, cuando al ser consultado sobre la postmodernidad, contestó que pensar la postmodernidad desde América Latina era una obscenidad. Desde su evidente militancia en una idea de Latinoamérica bastante clara, Benedetti entendía (entiende) que cuando aún susbsisten problemas básicos en la vida de muchos habitantes de nuestro continente, el simple ejercicio de debatir sobre las condiciones de la sociedad post-industrial es un insulto a quienes viven (?) con menos de un dolár al día.

Esa frase, que en aquel momento hice mía, ha ido mutando en su significado para mí, así como ha ido adquiriendo matices y connotaciones que estoy seguro no estaban en el fondo de lo que quiso decir Benedetti.

En los últimos meses, he vuelto a rondar la frase y algunos de los significados, a raíz de algunas lecturas y reflexiones en torno al futuro de BiblioRedes. La razón de este retorno es bastante sencilla: cuando aún en Chile hay tantas personas desconectadas, reflexionar sobre la Web social (o 2.0) pareciera, parafraseando a Benedetti, una obscenidad. ¿Es posible hablar del poder de la blogosfera chilena cuando según la última medición de la brecha digital en nuestro país casi el 60% de la población está fuera de la Red? ¿Cuán significativo es twittear desde nuestra realidad cuando más de 2 millones de chilenos y chilenas no saben que comerán mañana? No tengo las respuestas para estas preguntas, pero resulta importante no dejar de hacerlas (hacérmelas).

Una salida fácil sería quizá caer en un discurso moralista: cuando hay necesidades básicas por cubrir, una sociedad no se puede dar el lujo de dedicar parte de sus energías a reflexiones y modos que representan a las sociedades más desarrolladas. La alternativa opuesta, igual de fácil, es creer que en la medida que Chile se tecnologice y haga uso intensivo de la tecnología, más rápido se convertirá en un país desarrollado. Pero claramente, esta situación no es de blanco o negro, y se requiere por tanto reconfirmar que en nuestro país, la brecha digital es quizá la más nueva expresión de brechas anteriores. Por ello, junto a quienes no tienen que comer, conviven diariamente los chilenos hiperconectados e hiperglobales. Las preguntas que adquieren relevancia en este contexto son (o por lo menos en el contexto de BiblioRedes, que aspira a ser un medio equitativo de acceso a Internet para los ciudadanos que no pueden acceder por medios propios): ¿Cómo lograr que cada vez más chilenos y chilenas se conecten y participen de las redes de Internet? ¿Por qué es importante que ello ocurra?