25 de noviembre de 2007

¿Para qué más poder? (versión beta)

Yo quiero que todo el mundo tenga más poder, pero quiero que todo el mundo tenga más poder porque está dispuesto a aprender y está dispuesto a enseñar luego.
Esta es una de las ideas que David de Ugarte expresó en su intervención en el Evento Blog España, de la que hoy comparte una reflexión y un video. Con esa frase, David le da su personal sentido a lo que él denomina la Web 2.1, cuyas principales diferencias con la Web 2.0 son:
1. Promueve y entrega más posibilidades a los usuarios activos de la web, a partir de sistemas de creación de contenido en red: del gran repositorio de contenidos que es You Tube, al gran espacio de creación colectiva de Jumpcut, donde el valor no está en ver lo que otros subieron, sino en crear a partir de lo que otros han subido.
2. Genera una web más distribuida, donde a través de herramientas como feevy o mugshot, los nodos se conectan entre sí sin tener que pasar por un centro y, por lo tanto, evitando instancias de filtros. La Web 2.1 genera abundancia frente a una Web 2.0 en la que todavía sigue operando la lógica de la escasez (Wikipedia, su sistema de edición -en el que los bibliotecarios tienen un estatus y poder especial- y su pretensión de reunir todo el conocimiento en un solo espacio, en contraste al concepto de contextopedia que David promueve).
Más allá de la terminología (me siento más cómodo utilizando el ambigüo término Web social, ya que tiene un poder de autoexplicación que carecen Web 2.0, Web 2.1 ó Web 3.0), la reflexión de David con la que inicié esta entrada, me parece muy relevante en el contexto actual de BiblioRedes.
Estamos en la recta final de la definición de nuestro plan 2008-2010, en cuyo primer borrador hemos acuñado la siguiente misión:
Fomentar, con las Bibliotecas Públicas y desde Internet, la inclusión digital de las comunidades locales para que puedan construir y/o exponer sus culturas e identidades, generando nuevos espacios de participación, colaboración y expresión sociocultural.
Hacer de la Biblioteca Pública un espacio de inclusión digital significa, bajo este prisma -el de David-, un compromiso mutuo biblioteca-usuario, en el que éste devuelve lo recibido colaborando con la inclusión de otro usuario.
Hacer de la Biblioteca Pública un espacio de inclusión digital significa, bajo este prisma, una apuesta por aquellos servicios que no sólo permitan la construcción colaborativa de contenidos, sino la construcción de una ética de información distinta, basada en la ética hacker.
Hacer de la Biblioteca Pública un espacio de inclusión digital significa, bajo este prisma, potenciar su rol como lugar para la diversidad (aunque suene contradictorio, pues la biblioteca actual es y podría seguir siendo un centro que filtra elementos de la periferia, en muchas ocasiones más por falta de recursos que por una manifiesta voluntad de filtrar).
Hacer de la Biblioteca Pública un espacio de inclusión digital significa, bajo este prisma, abandonar la noción de repositorio de la creatividad de la comunidad, para convertirse en elemento dinamizador de esa creatividad.
Significa, en resumen, enfrentar la pregunta "¿Para qué más poder?" entregando a las personas y comunidades las claves para que definan la(s) mejor(es) respuesta(s). La Biblioteca Pública ya no como engranaje comunitario del poder, sino como generadora de poder.

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