Por Luis Ramírez (*)
Una de las ideas que más me ha quedado dando vueltas es esta: “El conocimiento ya no es el factor diferenciador clave”.
Fuente imagen: Facebook de Luis Ramírez
La frase corresponde a Anthony Hopwood, ex Decano de la Escuela de Negocios Said (Said Business School) de la prestigiosa Universidad de Oxford. Hopwood hizo esta afirmación en el contexto de los cambios que están experimentando las escuelas de negocios, las que cada vez más luchan por diferenciarse entre si y predominar en el competitivo mercado mundial de programas MBA.
Según el Profesor Hopwood estas escuelas pueden ofrecer tres tipos de ventajas para sus estudiantes: Conocimiento nuevo, afiliación a redes de elites y una posición elevada en el mercado laboral gerencial de nivel internacional. En el primer caso ya que el conocimiento esta cada vez más distribuido, incluso las “instituciones más bajas” pueden ofrecer recetas y teorías sobre como manejar los negocios. Sin embargo, es en el segundo y tercer factor donde se produce la diferencia. Ahí radica el verdadero valor de los MBAs y Escuelas de Negocios más prestigiadas (Fuente: Financial Times, 29/01/07).
Si esto es así, probablemente podríamos extrapolar el análisis más allá de la educación de negocios a otras formas de educación para las elites mundiales. Es decir, la existencia de espacios de gran prestigio y con capacidad de articulación de redes globales podrían constituirse en los verdaderos motores de la formación de las elites globales mientras que el conocimiento, per se, se consolidaría sólo como un factor necesario pero no suficiente para la generación de estas elites.
Tal como mencionábamos en otro post, la configuración de “Universidades Billonarias” reafirma esta tendencia: se concentra la generación de conocimiento y la aglutinación de recursos estratégicos (redes, mercado laboral de escala global, etc.) en unas pocas instituciones, la mayoría de las cuales, ya estaban acostumbradas a este ritmo de las cosas. No en vano, es slogan de la Said Business School es este: Oxford ha educado líderes por 800 años.
Por qué la información no es poder
Así las cosas, resulta deseable abandonar la noción pseudo-democrática de que la información tiene un valor intrínseco como “nivelador de la cancha”. El poder está en la red. Dos personas pueden saber casi lo mismo pero sólo aquella inserta en la red más influyente tendrá capacidad real de “hacer algo” con esa información.
La información ha perdido y seguirá perdiendo su valor: cada día será algo más cercano a un dato. Por su parte, el conocimiento (información dotada de contexto y capacidad interpretativa) también se deprecia y es sólo relevante en la medida que circula en las redes más influyentes.
Las elites comprenden muy bien esto, forzando su propia adscripción a aquellas redes que les aseguren auto-perpetuarse. Hay una especie de “psicología evolucionaria de las redes” implícita en el actuar de las elites, una que mezcla endogamia con destrezas financiaras y sociales, donde el manejo de conocimientos se agrega sólo como un factor más de la ecuación.
De este modo, el poder no está radicado en lo que se sabe sino que adquiere relevancia dependiendo de las redes en que se usa lo que sabe.
En un país como Chile, una comprensión de este fenómeno ayuda bastante a visualizar lo que ha estado ocurriendo con las universidades estatales versus las privadas y de manera más general, contribuye a entender cómo es que se están configurando las nuevas elites.
Una versión abreviada de este artículo fue publicada en mi blog, el 6 de Abril del 2007.
(*) Luis Ramírez es académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile y autor del blog La Red de Luis Ramírez. Con la publicación de esta reflexión, iniciamos la serie de entradas de blogueros invitados para celebrar el primer aniversario de Cadaunadas.
1 comentario:
Hola, Enzo
Me gustarìa complementar esto de que el conocimiento no tenga valor, es màs creo que lo que està pasando es que la red en sì hace que se genere también una construcciòn colectiva de él. Mientras más ojos vean lo mismo, más posibilidades hay de encontrar errores, nuevas relaciones y por ende, nuevas preguntas respuestas, hipítesis, etc. El conocimiento se va duplicando muchísimo, y es efectivamente la habilidad de "usarlo, conectarlo" lo que empieza a adquirir mayor valor.
La semana pasada encontré un paper que habla de la teoría de conectivismo de Siemens que rescata el valor de la red y la construcción de un conocimiento colectivo y un aprendizaje organizacional que pasa más allá de lo personal es como el "meta-aprendizaje".
Igual hay quienes tambien dicen que todo eso lo que hace es que los vínculos que se construyen no sean tan fuertes y por ende, habría problemas de confianza y profundidad de todas las cosas.
Más allá de la carga valórica que quieras ponerle a estos nuevos seres humanos que están habitando esta red, somos distintos.
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