Regreso a Chile tras participar en el IV Congreso de Bibliotecas Públicas de España y en el balance quedan ideas interesantes dando vueltas en mi cabeza, más allá de la excelente organización y la cordialidad con la que me atendió el equipo de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria del Ministerio de Cultura, encabezado por M. Antonia Carrato.
En este reporte desde Barajas, destaco tres cosas:
1. Me impresionó el trabajo de las bibliotecas de Barcelona, labor conjunta entre el Ayuntamiento y la Diputación. Su definición de un plan estratégico de desarrollo, su mirada puesta en los estándares de servicios que quieren alcanzar y su inclaudicable voluntad de medir cada aspecto trascendente en su gestión, son un referente a considerar cuando estamos (estoy) "sintiendo" que tras la triada gestión participativa + BiblioRedes + Maletín Literario, las bibliotecas públicas chilenas (y la Subdirección en forma más perentoria) deben dar un salto en la manera en que diseñan, implementan, miden y evalúan su gestión de mediano y largo plazo.
2. Respecto a la Web social, el movimiento de las bibliotecas públicas españolas es aún muy minoritario, pero sin duda mayor que el que tenemos en Chile. En algunos de sus mejores exponentes hay audacia en la incorporación de las nuevas herramientas a la plataforma de servicios de las bibliotecas, la audacia de las bibliotecas chicas, las que tienen mayor movilidad, pero para las que esta oportunidad representa, como bien dijo en algún momento Fernando Juárez, la obligación de convertirse en protagonistas y no esperar que las grandes bibliotecas o los grandes sistemas de bibliotecas les entreguen todo preparado. Para BiblioRedes el desafío es cómo, sin perder la condición de sistema, entregamos a las bibliotecas la suficiente cancha para que innoven y exploren desarrollos propios en la Web, con mayores grados de pertinencia para sus comunidades.
3. Se mostraron varias aplicaciones específicas de Web social a los servicios de las bibliotecas públicas. En algunas de las presentaciones no pude estar presente (en varios momentos del Congreso, el programa contemplaba dos y hasta tres sesiones paralelas), pero de las que pude conocer me llamó la atención la simple pero muy directa y sencilla aplicación de conceptos y herramientas 2.0 al catálogo en línea de las bibliotecas, realizado por Dídac Margaix (les dejo aquí los enlaces a su presentación y a su blog). En sus palabras, este catálogo "social" funciona cuando se da una triple conjunción: una biblioteca receptiva, un sitio web interactivo y usuarios participativos. Una mirada más que necesaria para aprovechar las potencialidades de la automatización de las bibliotecas públicas chilenas.
Para una mirada más global del Congreso, sigo recomendando los resúmenes de la mayor parte de las presentaciones que hizo Catuxa Seoane en Deakialli.
Pero, junto con la parte académica del Congreso, vino la otra parte, la que me permitió "desvirtualizar" a un entrañable grupo de personas de este lado del Atlántico, con la mayor parte de las cuales conversaba en la Red (leyéndolos o comentándolos en su blogs, encontrándonos en algunas redes sociales). Sin duda, un potente Congreso que en las agradables noches coruñesas encontró su complemento perfecto, confirmando ese adagio de muy novedosa data que nos recuerda que la Web social a veces es más social que Web.
En este reporte desde Barajas, destaco tres cosas:
1. Me impresionó el trabajo de las bibliotecas de Barcelona, labor conjunta entre el Ayuntamiento y la Diputación. Su definición de un plan estratégico de desarrollo, su mirada puesta en los estándares de servicios que quieren alcanzar y su inclaudicable voluntad de medir cada aspecto trascendente en su gestión, son un referente a considerar cuando estamos (estoy) "sintiendo" que tras la triada gestión participativa + BiblioRedes + Maletín Literario, las bibliotecas públicas chilenas (y la Subdirección en forma más perentoria) deben dar un salto en la manera en que diseñan, implementan, miden y evalúan su gestión de mediano y largo plazo.
2. Respecto a la Web social, el movimiento de las bibliotecas públicas españolas es aún muy minoritario, pero sin duda mayor que el que tenemos en Chile. En algunos de sus mejores exponentes hay audacia en la incorporación de las nuevas herramientas a la plataforma de servicios de las bibliotecas, la audacia de las bibliotecas chicas, las que tienen mayor movilidad, pero para las que esta oportunidad representa, como bien dijo en algún momento Fernando Juárez, la obligación de convertirse en protagonistas y no esperar que las grandes bibliotecas o los grandes sistemas de bibliotecas les entreguen todo preparado. Para BiblioRedes el desafío es cómo, sin perder la condición de sistema, entregamos a las bibliotecas la suficiente cancha para que innoven y exploren desarrollos propios en la Web, con mayores grados de pertinencia para sus comunidades.
3. Se mostraron varias aplicaciones específicas de Web social a los servicios de las bibliotecas públicas. En algunas de las presentaciones no pude estar presente (en varios momentos del Congreso, el programa contemplaba dos y hasta tres sesiones paralelas), pero de las que pude conocer me llamó la atención la simple pero muy directa y sencilla aplicación de conceptos y herramientas 2.0 al catálogo en línea de las bibliotecas, realizado por Dídac Margaix (les dejo aquí los enlaces a su presentación y a su blog). En sus palabras, este catálogo "social" funciona cuando se da una triple conjunción: una biblioteca receptiva, un sitio web interactivo y usuarios participativos. Una mirada más que necesaria para aprovechar las potencialidades de la automatización de las bibliotecas públicas chilenas.
Para una mirada más global del Congreso, sigo recomendando los resúmenes de la mayor parte de las presentaciones que hizo Catuxa Seoane en Deakialli.
Pero, junto con la parte académica del Congreso, vino la otra parte, la que me permitió "desvirtualizar" a un entrañable grupo de personas de este lado del Atlántico, con la mayor parte de las cuales conversaba en la Red (leyéndolos o comentándolos en su blogs, encontrándonos en algunas redes sociales). Sin duda, un potente Congreso que en las agradables noches coruñesas encontró su complemento perfecto, confirmando ese adagio de muy novedosa data que nos recuerda que la Web social a veces es más social que Web.
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