25 de marzo de 2009

Icaro Moyano, redes sociales y política


Como pudieron leer aquellos que me siguen en Twitter, hoy tuve la oportunidad de almorzar con Icaro Moyano, Director de Comunicaciones de Tuenti, la red social más grande de España. El almuerzo, organizado por el equipo de la Estrategia Digital del Gobierno de Chile (gracias por la invitación, ;-)), tuvo lugar en el Club de la Unión, lo que le otorgó un sabor especial a la conversación: hablando de redes sociales participativas en Internet en uno de los íconos de una de las redes sociales más cerradas de Chile (la élite).

Teniendo a sus espaldas el impresionante cuadro de la Salida de Almagro desde Cuzco, de Pedro Subercaseaux, pudimos iniciar con Icaro la conversación sobre estas más nuevas conquistas, las realizadas por millones de usuarios a través de plataformas de redes sociales en Internet. Una charla agil, sin duda facilitada por quienes en ella participaban -entre otros, los panelistas de la conferencia de mañana: Jorge Domínguez, Carlos Orrego y Ernesto Evans.

Varios temas salieron. Desde la penetración de las distintas redes sociales en España, hasta puntos de tensión entre la promoción de la transparencia pública en los actos del Estado y el necesario resguardo de las privacidad de las personas.

Uno de los momentos más interesantes de la conversación fue cuando hablamos sobre el hacer política en estas plataformas sociales, tema que me interesa y sobre el cual escribí hace poco. Icaro nos comentó que en el caso de Tuenti -y en alto grado por el perfil de sus usuarios, mayoritariamente adolescentes y jóvenes- es en la política local donde mejor está ocurriendo el fenómeno, siendo muchos los candidatos jóvenes a alcalde o concejal que han sabido usar esta plataforma para generar movilización social más allá de los partidos políticos.

Una reflexión clave fue cuando apuntó que no se pueden entender estas plataformas como simples medios de marketing político. Los políticos que las quieren explotar, deben ser usuarios permanentes de ellas, ya que la ciudadanía espera que en estos espacios haya mayor cercanía. O que se sea explícito en declarar que no es el candidato quien está detrás de la cuenta en Facebook, en Tuenti o en Twitter, de tal manera que las expectativas estén claras. En caso contrario, se puede convertir en un boomerang que termine dañando la imagen del candidato. Alerta importante en el escenario actual de nuestra política, con una elección presidencial en la que parece que el uso de la web social y su poder movilizador será tomado, por primera vez, en serio

4 comentarios:

jose joaquín dijo...

en el club de la union?? ...inusual pera para nada una casualidad! pese a toda la imagineria de redes abiertas, de nodos rizomaticos y acceso libre y chacharas varias..con todo..el orden de las cosas se mantiene intacto, en manos de los dueños del subercaseux. Enzo, alguien no sabe para quien trabaja?

Enzo Abbagliati Boïls dijo...

@jose joaquín, "el orden de las cosas se mantiene intacto" por el momento.

Como he indicado en otras entradas de este blog, no tengo una mirada ingenua de las tecnologías y las oportunidades que entregan para construir sociedades más abiertas y democráticas. Pero convengamos una cosa: que tú y yo, sin conocernos, podamos estar conversando en la red y eventualmente influyendo es algo que hace 10 años atrás era impensable. Como era impensable que una enciclopedia construida por voluntarios y de manera abierta le pudiera ganar la Enciclopedia Britannica.

Entonces, minusvalorar el potencial de cambio social que tienen las tecnologías en manos de las personas y grupos sociales, es cuando menos un error de puntería. Y hablo de potencial, ya que la tecnología por sí sola no transforma nada: es cuando las personas le dan un uso significativo que es palanca de cambio.

Por cierto, los tradicionales grupos de poder también están viendo en esas mismas tecnologías el medio para proyectarse, pero ahora es un "poco" más difícil. Ya no basta con controlar lo que aparece en la portada de los diarios o con que se abren los noticiarios centrales de la televisión.

J.J. dijo...

Si, convengamos que ha habido cambios...aunque quizas no sustantivos, y nos queda la esperanza que asi sea, pero por mientras los socios del Club de la Union son los accionistas que invierten en las pequeñas empresas de información, son dueños de los bancos que financian a las grandes empresas de comunicaciones, y que de un dia para otro se compran un pedazo de google, otro pedazo de facebook y de cualquier herramienta que se vaya creando... la propiedad de los medios de producción (real, virtual, cultural) sigue siendo un punto de quiebre.
El ranking de visitas no cambia mucho más que la vanidad y laautoestima blogera (out) o twitera (in,por mientras) pero afuera..otro mundo es posible?

Enzo Abbagliati Boïls dijo...

@J.J., un placer seguir conversando contigo (aunque confieso preferiría saber quien está detrás de las afirmaciones, resabios del mundo analógico).

Comparto lo que dices: la propiedad de los medios de producción/indexación/agregación/filtro (en este caso de contenidos) sigue siendo la variable crítica. Es la imagen de alguien que sigue estando al final de la cola (o en la cúspide de la pirámide) con el control ON/OFF en la mano.

Sin embargo, una topología de redes distribuidas, cada vez es más dificil llegar al OFF absoluto, porque ya no depende de un solo control: son muchos, cada vez más, los controles y las personas que los poseen.

Montarse un medio independiente de producción de contenidos es cada vez más barato y mas sencillo tecnológicamente, por lo que salirse de la oferta controlada por pequeños grupos de poder es cada vez más sencillo. Los análisis de Yochai Benkler y David de Ugarte son muy sólidos en esta dirección.

Sí, otro mundo es posible, pero como comenté en mi primera respuesta, ese otro mundo -o su posibilidad de construcción- depende de capacidades que las personas deben desarrollar antes de la tecnología. Si uno no desarrolla la capacidad de construir un juicio crítico ante el mundo antes de conectarse a la red, estar en la Red no lo hará. Pero cabe hacerse la pregunta respecto a qué podemos hacer desde dentro de la Red para contribuir a que eso pase.