Mientras escribo esta entrada, escucho el debate que está ocurriendo en la Cámara de Diputados en torno al proyecto de ley de inscripción automática y voto voluntario, una reforma necesaria para oxigenar el sistema electoral chileno, cuyo padrón de votantes ha ido envejeciendo desde el año 1988 al imperar la inscripción voluntaria y el voto obligatorio.
En las últimas semanas, se han utilizado los más diversos argumentos para convencer a la ciudadanía del error que sería aprobar el voto voluntario. Incluso, en una de las reflexiones más extrañas (por venir de quien viene), se insinuó que forzar a las personas a votar fortalece la democracia (?).
Pero no quiero entrar en ese debate, sino poner la mirada en un hecho que me llama la atención. Se habla de apatía de los jóvenes en participar en política, pero pocos mencionan que esos mismos jóvenes están copando espacios de participación (para hacer política y muchas otras cosas más) en Internet.
¿No será que las formas tradicionales de entender la participación ciudadana en democracia (pedir su pronunciamiento cada cierto tiempo ante una urna) deben repensarse? ¿No será que es necesario avanzar hacia mecanismos cada vez más abiertos y permanentes para consultar la opinión de los ciudadanos? ¿No será que ha llegado la hora de que la democracia chilena se empiece a jugar su desarrollo en los espacios y plataformas donde cada vez son más los chilenos que opinan, debaten, conversan, se enfrentan y se reencuentran?
Me permito un pequeño cálculo: 3.500.000 = 2.728.766. La primera cifra es el número aproximado de jóvenes chilenos que no están inscritos en el padrón electoral. La segunda cifra es el número de chilenos y chilenas entre 18 y 34 años que son usuarios activos de Facebook en la actualidad, de los poco más de 4.2 millones de usuarios de Facebook en Chile. ¿Que motiva a 2.7 millones de personas a estar en un espacio y restarse del otro?
Sí, ya sé que esta ecuación requiere un análisis más fino, pero los grandes números creo apuntan una tendencia clara. Los que se marginan masivamente de nuestras elecciones, participan en forma activa (casi todos los días) en una red social en Internet.
No estoy haciendo un ingenuo panegírico de Internet como un ámbito ideal para la democracia, pero sí indicando que partir los análisis desde el supuesto desinterés de los jóvenes por participar (y por lo tanto es necesario forzarlos a votar, para evitar altos niveles de abstención) es no reconocer que hoy la participación se da en otros canales y en otras formas.
Hay que reconocer sin ambigüedades que la política on-line le está ganando la partida a la política off-line. El país real no se encuentra en el padrón electoral, pero lo estará en un tiempo más en Facebook (Zuckerberg for President?). Y eso no se arregla con más clases de educación cívica (algo que he escuchado varías veces mientras escribo estas líneas): se arregla con banda ancha, con competencias digitales, con acceso equitativo a Internet. Y, por cierto, creando espacios de encuentro entre ciudadanos y autoridades en la red, asumiendo las posibilidades de comunicación bidireccional de la red (como ayer recordaba en un breve post Juan Carlos Camus). En la red no requiero de representantes: yo me represento a mi mismo.
En las últimas semanas, se han utilizado los más diversos argumentos para convencer a la ciudadanía del error que sería aprobar el voto voluntario. Incluso, en una de las reflexiones más extrañas (por venir de quien viene), se insinuó que forzar a las personas a votar fortalece la democracia (?).
Pero no quiero entrar en ese debate, sino poner la mirada en un hecho que me llama la atención. Se habla de apatía de los jóvenes en participar en política, pero pocos mencionan que esos mismos jóvenes están copando espacios de participación (para hacer política y muchas otras cosas más) en Internet.
¿No será que las formas tradicionales de entender la participación ciudadana en democracia (pedir su pronunciamiento cada cierto tiempo ante una urna) deben repensarse? ¿No será que es necesario avanzar hacia mecanismos cada vez más abiertos y permanentes para consultar la opinión de los ciudadanos? ¿No será que ha llegado la hora de que la democracia chilena se empiece a jugar su desarrollo en los espacios y plataformas donde cada vez son más los chilenos que opinan, debaten, conversan, se enfrentan y se reencuentran?
Me permito un pequeño cálculo: 3.500.000 = 2.728.766. La primera cifra es el número aproximado de jóvenes chilenos que no están inscritos en el padrón electoral. La segunda cifra es el número de chilenos y chilenas entre 18 y 34 años que son usuarios activos de Facebook en la actualidad, de los poco más de 4.2 millones de usuarios de Facebook en Chile. ¿Que motiva a 2.7 millones de personas a estar en un espacio y restarse del otro?
Sí, ya sé que esta ecuación requiere un análisis más fino, pero los grandes números creo apuntan una tendencia clara. Los que se marginan masivamente de nuestras elecciones, participan en forma activa (casi todos los días) en una red social en Internet.
No estoy haciendo un ingenuo panegírico de Internet como un ámbito ideal para la democracia, pero sí indicando que partir los análisis desde el supuesto desinterés de los jóvenes por participar (y por lo tanto es necesario forzarlos a votar, para evitar altos niveles de abstención) es no reconocer que hoy la participación se da en otros canales y en otras formas.
Hay que reconocer sin ambigüedades que la política on-line le está ganando la partida a la política off-line. El país real no se encuentra en el padrón electoral, pero lo estará en un tiempo más en Facebook (Zuckerberg for President?). Y eso no se arregla con más clases de educación cívica (algo que he escuchado varías veces mientras escribo estas líneas): se arregla con banda ancha, con competencias digitales, con acceso equitativo a Internet. Y, por cierto, creando espacios de encuentro entre ciudadanos y autoridades en la red, asumiendo las posibilidades de comunicación bidireccional de la red (como ayer recordaba en un breve post Juan Carlos Camus). En la red no requiero de representantes: yo me represento a mi mismo.
5 comentarios:
Suscribo plenamente tu reflexión, sólo agregaría que aún queda pendiente la reforma al sistema binomimal. Si bien se amplia y renueva el padrón electoral, sigue siendo una "democracia" participativa, pero no representativa.
Asimismo, está en deuda la reforma a los GOREs, con la elección directa de los consejeros regionales, gobernadores e intendentes. Y por último y más trascendental, la reforma a la carta constitucional heredad.
Me acusarán de precipitado e ingenuo, pero que mejor que aprovechar los aires nuevos que se introducirán en las urnas. Ahora se trata de ejercer el poder ciudadano y exigir plebiscitos para reformular estos trascendentales temas.
Saludos,
Patricio Álvarez
Estimado Enzo: Esta primera semana de campaña como Topo Candidato a la Presidencia de Chile han sido un tremendo aprendizaje, hasta un Topo Virtual puede generar propuestas y conversarlas con las personas a través de internet. Es sin duda tan viable como hacer cabildos, foros, etcétera. Internet no es la panacea, la panacea es conversar, discutir, acordar propuestas desde el inicio y llevarlas a cabo de conjunto. Es saber resolver conflictos, es saber confiar en la democracia. Ha sido grato ser un Topo Candidato a la presidencia, pero detrás de esta cara feliz se esconde la amargura de saber que sólo Topos optan por esta vía y que son muy contados los políticos de carrera que le hacen el empeño a esta vía.
... De nuevo, por eso y cada vez mas fuerte, entonces VOTA TOPO!
Tu artículo me dejó pensando, y si bien me he restado mucho de publicar opiniones personales al respecto debido a que estoy muy marginado del cuento político que, sin embargo, de una o de otra manera nos inmiscuye a todos sin quererlo algunos en la misma gelatina, tu opinión en fin me ha dado tema para conversar en casa.
Ahora, con la aprobación del proyecto de inscripción automática y votación voluntaria surgirán tal vez nuevas controversias o nuevas opciones, qué más dá...
Sin ser un amante del Facebook, me ví impelido a hacerme usuario para relacionarme con mis hijos a la distancia, pero me absorbió la vorágine de conocer nuevas personas, de tener amigos, qué sé yo, lo que, aparentemente, me hace ver que no somos un número más (manipulable a nuestro pesar y afónica voz),sino que nuestras opiniones, aunque a veces instrascendentes para algunos, son tenidas en cuenta por el que está al otro lado de la línea de internet..., nos sentimos interesados de ser parte de una integración social, y nos sentimos un poco representados por nuestras propias opiniones, responsables o irresponsables, fundamentadas o no, pero a poco andar, enriquecidas con la participación y el diálogo..., cosa que, innegablemente, no nos brindan los políticos ni nuestros pretendidos "representantes" en un mundo ajeno a nuestro sentir...
¿...Me fuí para otro lado...?
@Patricio, lo dicho en otro canal. Concuerdo contigo: este es sólo un paso. Faltan muchas reformas pero creo que este cambio tiene una gran potencialidad: genera las condiciones para que liderazgos nuevos quiebren el vicioso juego del binominal.
@Don Cururo, ante todo un honor que se haya dado tiempo para comentar en Cadaunadas. Como adherente de su campaña, me siento halagado. Y respecto a lo que dice, concuerdo por completo. Son muy pocos los políticos que se están tomando en serio esta vía, pero como suelen decir, el tsunami ya está llegando, y muchos no tienen donde afirmarse.
@Elidio, gracias por comentar. No, no te fuiste para otro lado. Las motivaciones que tengamos para empezar a estar en la web social pueden variar de persona en persona, pero una vez adentro se gatillan procesos que tienen que ver con como nos proyectamos, con nuestra identidad, con nuestra consistencia valórica.
El voto obligatorio es una repugnante muestra de falta de libertad, y por lo tanto inmoral.
En cuanto a internet y la política, me parece obvio que a muchos les coge con el pie cambiado, pero es sólo cuestión de tiempo que se adapten al nuevo medio.
Lo que ya me parece más preocupante es el uso que pueda hacer el gobierno vigilando el tráfico de internet.
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