La semana pasada tuve la oportunidad de participar como panelista en dos eventos con focos distintos pero motivaciones muy similares.
El primer evento fue el Encuentro Latinoamericano de Telecentros e Inclusión Social 2007, celebrado en Santiago los días 10 y 11 de septiembre. El foco: los telecentros. La motivación: cómo hacer de estos espacios de acceso comunitario a Internet actores más relevantes en las agendas de inclusión digital de nuestro continente. El segundo evento fue el curso de verano Biblioteca Municipal y Desarrollo Tecnológico, desarrollado en Peñaranda de Bracamonte (Salamanca, España) entre el 13 y 15 de septiembre (participé a través de una video conferencia el día 13) y organizado por la Universidad de Salamanca y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. El foco: las bibliotecas públicas. La motivación: contribuir a que la biblioteca pública española vea la tecnología como oportunidad y sea "al mismo tiempo emisora, receptora y canal de transmisión de la información, compartiendo sus recursos con los ciudadanos a los que atiende".
En ambas oportunidades, destaqué que en Chile la experiencia de BiblioRedes ha demostrado que la biblioteca pública es un excelente espacio para ofrecer servicios de acceso comunitario a Internet. Sin embargo, tanto en el Encuentro de Telecentros como en el curso de Salamanca, percibí cierta disociación entre biblioteca y telecentro. En el caso español, en palabras de mi buen amigo José Antonio Merlo (responsable de que yo participara en el curso), no existe mayor coordinación entre bibliotecas y telecentros. ¿Soberbia o ignorancia de los bibliotecarios? ¿Soberbia o ignorancia de los telecentristas? ¿Descordinación? Da lo mismo: al final del día la separación reduce las oportunidades a los desconectados.
Aquí comparto la presentación que realicé en el Encuentro de Telecentros (las desconfiguraciones de la tipografía son responsabilidad compartida entre PowerPoint y Slideshare):
El primer evento fue el Encuentro Latinoamericano de Telecentros e Inclusión Social 2007, celebrado en Santiago los días 10 y 11 de septiembre. El foco: los telecentros. La motivación: cómo hacer de estos espacios de acceso comunitario a Internet actores más relevantes en las agendas de inclusión digital de nuestro continente. El segundo evento fue el curso de verano Biblioteca Municipal y Desarrollo Tecnológico, desarrollado en Peñaranda de Bracamonte (Salamanca, España) entre el 13 y 15 de septiembre (participé a través de una video conferencia el día 13) y organizado por la Universidad de Salamanca y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. El foco: las bibliotecas públicas. La motivación: contribuir a que la biblioteca pública española vea la tecnología como oportunidad y sea "al mismo tiempo emisora, receptora y canal de transmisión de la información, compartiendo sus recursos con los ciudadanos a los que atiende".
En ambas oportunidades, destaqué que en Chile la experiencia de BiblioRedes ha demostrado que la biblioteca pública es un excelente espacio para ofrecer servicios de acceso comunitario a Internet. Sin embargo, tanto en el Encuentro de Telecentros como en el curso de Salamanca, percibí cierta disociación entre biblioteca y telecentro. En el caso español, en palabras de mi buen amigo José Antonio Merlo (responsable de que yo participara en el curso), no existe mayor coordinación entre bibliotecas y telecentros. ¿Soberbia o ignorancia de los bibliotecarios? ¿Soberbia o ignorancia de los telecentristas? ¿Descordinación? Da lo mismo: al final del día la separación reduce las oportunidades a los desconectados.
Aquí comparto la presentación que realicé en el Encuentro de Telecentros (las desconfiguraciones de la tipografía son responsabilidad compartida entre PowerPoint y Slideshare):
El audio con mi intervención puede descargarlo desde esta página.
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