No han comenzado aún los Juegos Olímpicos en Beijing y ya me estoy empezando a cabrear (en realidad, un cabreo que venía trabajando desde hace un tiempo). La contaminación y como afectará a los deportistas está preocupando más a la prensa internacional que la sostenida y pública violación de derechos humanos básicos. Llevaba varios días masticando la bilis hasta que hoy leí un soberbio minipost de Juan Urrutia, que transcribo completo:
No falta nada para el comienzo de los Juegos Olímpicos y me parece que los voy a boicotear. En parte por la descarada exhibición de autoritarismo, censura y falta de respeto a la libertad individual, tal como insinuaba ayer. Pero en parte también por la postura complaciente de algunos países y algunos comités olímpicos nacionales, entre ellos el español, que prohiben hablar públicamente de política a los deportistas durante los juegos. Una buena oportunidad para la blogosfera y para emular a los velocistas afroamericanos en el podio de los juegos de Méjico. ¿Aparecerá una manera de unir este pasado emocionante con las posibilidades tecnológicas del futuro ya presente? Espero que sí.
3 comentarios:
Tengo sentimientos encontrados. Me parece claro que en China la situacion politica y economica - en especial lo referente a pobreza y derechos civiles - esta llena de contradicciones inaceptables, enmascaradas por decadas de elevado (pero mal distribuido) crecimiento economico. Y que la posicion del mundo occidental ha sido mas que complaciente, en especial si se compara con el tratamiento dado a otros regimenes menos poderosos. Bajo estos terminos, sigue siendo cuestionable la decision del comite olimpico de otorgarle la organizacion de los Juegos a China. Pero he hecho varios amigos chinos en los ultimos meses. Y la mayoria de ellos esta plenamente consciente - estimulados tambien por el espiritu critico de la experiencia academica - de las flagrantes violaciones a los derechos humanos que ocurren en su pais. Pero por algun motivo, no pueden dejar de sentir una gran alegria por tener los juegos olimpicos en casa. Y luego de verlos, me cuesta volver a decir que fue un error por parte del comite olimpico. Evidentemente, mas de alguien podria argumentar sobre la funcion ideologica, como "falsa consciencia", "opio del pueblo", que cumple el deporte. Pero me quedo con una nota mas optimista: probablemente como nunca este ano vamos a escuchar de China, hablar de China, discutir sobre China. De una u otra forma, mucha interaccion cultural ocurrira en China. Y ese dialogo puede contribuir a producir cambios. Desde ya me parece claro que el gobierno chino se ha visto obligado a hacer concesiones - aunque limitadas -, por ejemplo en terminos de libertad de prensa y de expresion. Y espero que una vez finalizados los Juegos, esos espacios se mantengan y se expandan.
Así es pues, querido comisario para las nuevas tecnologías. China, de tradición milenaria, tiene una milenaria tradición de autoritarismo también. Pero es un gran mercado, un gran productor, y encima no para de desarrollarse. A una islita subdesarrollada la puedes bloquerar, denostar, enrostrarle el la cara su autoritarismo, despreciarla. Pero a China... Entre los comunistas pasa como entre los capitalistas, hay países y países.
@daniel, un honor tenerte por estos pagos comentando. Entiendo tu punto, pero soy menos optimista. Los Juegos pueden efectivamente generar cierto clima de apertura, pero también pueden demostrar la impotencia mundial de hacer que el gobierno chino introduzca las reformas democráticas que a algunos nos gustarían. Es más, creo que no eran necesarios los Juegos para que se hable de China: creo que es imposible evitar China en cuánta conversación se dé hoy sobre hacia donde va el mundo. Pero durante todo este tiempo no he podido dejar de tener presente cómo las Olimpiadas del 36 confirmaban a la Alemania nazí cierta carta de liderazgo mundial y cinco años después implementaba la Solución Final. Como alguien escribió: los grandes episodios de la historia se dan dos veces, una primera vez como tragedia y otra como farsa. Y parece que estamos asistiendo a la segunda versión.
@comisario, es precisamente ese doble estándar el que me jode. Y aunque te presumo en la vereda opuesta (gozando como las democracias occidentales capitalistas agachan la cabeza ante el gigante comunista, que de comunista apenas le quedan los símbolos de la bandera), comparto tu breve análisis, somero hijo de Bismarck y su "realpolitik".
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