4 de enero de 2010

El nuevo relato

Voté por Frei en la primera vuelta y volveré a votar por él el 17 de enero. No porque crea que si llega Piñera a La Moneda se acabará el mundo, ni porque crea que el candidato de la derecha sea el demonio en persona. Las campañas del terror a estas alturas de la vida no las compro.

No.

Voto por Frei por lo que representa, por la visión del futuro de Chile que transmite. Una visión basada en la transformación vivida por nuestro país en dos décadas de gobiernos de la Concertación. Porque, tras las sumas y las restas, hoy el nuestro es un mejor país que en 1990. Querer desmentir esto es querer tapar el sol con un dedo.

Sí, como alguna vez me dijeron: I'm a believer.

No creo, tampoco, en los mensajes que dicen que la alternancia en el poder, per se, sea un valor. El discurso que un cambio en La Moneda fortalece la democracia es casi una tautología. Lo que realmente fortalece la democracia es una ciudadanía empoderada, con capacidad de imponer sus términos a la clase política. Aquellos de ésta que logren leer mejor la realidad, tendrán mejores opciones de resultar elegidos.

Y es ahí, pese a lo dicho, donde no puedo dejar de compartir que esta elección presidencial me tiene desmotivado.

No por el miedo a perder, que Ascanio Cavallo relató diestramente. Finalmente, no tengo nada que perder. No siendo militante y no habiendo obtenido en mis once años en el Estado ningún cargo por simpatías políticas, la crisis actual (que es una crisis de una manera de hacer política, que afecta a moros y cristianos por igual) sólo viene a confirmarme lo que de un tiempo a esta parte cada vez me parece más evidente. Los partidos políticos -y por extensión el candidato- entraron en una lógica en la que ya no tienen capacidad de generar "una narrativa a la altura de las expectactivas de la gente" (Carlos Peña dixit). Una manera muy directa describir mi desmotivación (y que entiendo es la de muchos): no hay narrativa, no hay relato.

Si Chile cambió fue porque sus ciudadanos y ciudadanas cambiamos, y el relato épico de recuperación de la democracia -que está en la identidad de la Concertación- hoy es una página de la historia sin capacidad convocante ni movilizadora. Según el INE, en los últimos 20 años nacieron 5 millones de chilenos y chilenas y una cifra levemente superior adquirió la mayoría de edad. 10 de cada 17 chilenos y chilenas o no habían nacido o eran menores de edad cuando terminó la dictadura. Según el Servicio Electoral, en las elecciones municipales del año pasado (el dato para la presente elección no está aún disponible), los menores de 39 años inscritos sumaban 2.1 millones, es decir, menos de la mitad de las personas en ese rango de edad (18-39 años) que podrían estar registradas.

10 millones de chilenos y chilenas en los que, además, se dan los mayores niveles de uso de tecnología. Si bien existen brechas al interior de ese grupo en la calidad y profundidad de su apropiación de Internet, lo que durante años ví en las bibliotecas en las que está BiblioRedes -por citar el ejemplo que mejor conozco- eran personas menores de 39 años y bajos ingresos con los mismos patrones de uso respecto a aquellos con mejores accesos: Internet como espacio de construcción de capital social y de participación ciudadana.

Para este inmenso grupo de personas, el relato vigente de la Concertación no sirve. La inmensa mayoría se debe sentir de centro izquierda o izquierda, pero la narrativa de la Concertación no se hace cargo de su vivencia de realidad. Cuando hablo de la crisis del relato, me refiero a la incapacidad de verbalizar sentido. Parafraseando a Antoni Gutiérrez-Rubí, es la incapacidad de construir el nuevo relato "emocional, épico, transformador".

Una construcción que no es sencilla por tres razones.

En primer lugar, como hace poco escribía Arturo Arriagada, el ejercicio sólo es posible desmantelando la falacia de las actuales formas de participación ciudadana en el proceso político (reducida al voto). Es un relato para el que se requiere re-educar el oído y volver a escuchar a la ciudadanía.

En segundo lugar, porque el nuevo relato será uno muy distinto al de los grandes relatos sistémicos que han guiado la historia política chilena desde fines de la década de 1950 en adelante. Frente a relatos que proyectaban futuros de arriba hacia abajo, el nuevo relato que surgirá inexorablemente tras estas elecciones (sea cual sea el resultado) es uno en el que los cambios serán de abajo hacia arriba.

En último lugar, porque este nuevo relato desafía transversalmente a toda la clase política chilena. Por eso la candidatura de Marco Enríquez-Ominami, que apostó por encarnar la renovación, no logró ser convincente: su carrera presidencial no podía olvidar sus orígenes, la rebeldía ante la exclusión del sistema por sobre la voluntad de transformarlo.

No, no estoy hablando de poder popular a la antigua usanza, sino de un relato de Chile que es la suma de millones de microrrelatos de ciudadanos y ciudadanas, que se organizan, reagrupan y mueven con lógicas que superaron de manera definitiva el esquema izquierda-derecha que ha operado en los últimos cincuenta años.

Quien quiera escribir ese relato debe partir preguntando, escuchando, observando. Las historias preescritas ya no sirven. Como nunca antes, Chile lo estamos contando entre todos.

3 comentarios:

Mario Abbagliati dijo...

El relato no es de abajo a arriba porque la ciudadanía cambie, es así porque no cabe otra opción. Lo contrario es ponerle puertas al campo.

Why Statism Is Theoretically Impossible

The Austrian economic theory of the impossibility of socialism can be expanded[2] and transformed into a complete theory on the impossibility of statism, understood as the attempt to organize any sphere of life in society via coercive commands which involve intervention, regulation, and control and emanate from the body with a monopoly on institutional aggression (the state). The state cannot possibly achieve its coordination goals in any part of the social-cooperation process in which it attempts to intervene, especially the spheres of money and banking,[3] the discovery of law, the dispensing of justice, and public order (understood as the prevention, suppression, and punishment of criminal acts), for the following four reasons:

1. The state would need a huge volume of information, and this information is only found in a dispersed or diffuse form in the minds of the millions of people who participate each day in the social process.
2. The information the intervening body would need for its commands to exert a coordinating effect is predominantly tacit and inarticulable in nature, and thus it cannot be transmitted with absolute clarity.
3. The information society uses is not "given;" it changes constantly as a result of human creativity. Hence, there is obviously no possibility of transmitting today information which will only be created tomorrow and which is precisely the information the agent of state intervention needs to achieve its objectives tomorrow.
4. Finally and above all, to the extent state commands are obeyed and exert the desired effect on society, their coercive nature blocks the entrepreneurial creation of the very information the intervening state body most desperately needs to make its own commands coordinating (rather than maladjusting).

http://mises.org/daily/3791

Enzo Abbagliati Boïls dijo...

@Mario,

dos alcances.

1. Aunque comparto contigo -como ideal- que el relato es de abajo hacia arriba porque no cabe otra opción, la historia demuestra que lo que ha solido ocurrir es lo contrario. Relatos impuestos desde los grupos de poder y sus instrumentos (el poder político en unos casos, el poder económico en otros, el poder cultural en casi todos). Ejemplos hay muchos, pero quizá uno cercano es como se impusieron en Chile las políticas económicas surgidas de la escuela de Chicago. Ese es un relato totalmente diseñado y controlado desde la élite.

2. Y respecto a la imposibilidad teórica del estatismo, no tengo claro que relación tiene con lo que planteé. De hecho, no menciono ni una sola vez la palabra Estado en la entrada. Y lo hago expresamente, porque como recientemente planteó Kevin Kelly, la producción social basada en las redes distribuidas en Internet (por ejemplo, el software de código abierto) está demostrando que es posible hablar de un nuevo socialismo, uno que no requiere del Estado y que ha logrado un modelo de producción y distribución de los recursos tan o más eficiente que el mercado. Pero esa es otra conversa, que subyace a la que motivó mi entrada.

Mario Abbagliati dijo...

@Enzo,

"Lo que realmente fortalece la democracia es una ciudadanía empoderada, con capacidad de imponer sus términos a la clase política. Aquellos de ésta que logren leer mejor la realidad, tendrán mejores opciones de resultar elegidos."

Una vez más el énfasis descansa en quien detenta al poder, pero no en como se administra. Ese desequilibrio me parece muy nocivo. Te copio una cita de James Buchanan que en muy pocas líneas explicita el problema.

Podría argumentarse que los ciudadanos han llegado a esperar pan y circo de sus políticos. Si sus políticos no ofrecen tales cosas, elegirán a otros políticos en su lugar. En vista de estas perspectivas, hay pocos políticos dispuestos a negarse a ofrecer pan y circo. Después de todo, ¿no es más agradable cumplir que rechazar los deseos de su electorado? Es mucho más satisfactorio dar que rechazar, especialmente si no es necesario contar con el coste de la dádiva. ¿A quién no le gustaría desempeñar el papel de Santa Claus? Cuando un ciudadano particular no puede o no quiere rechazar estos deseos, sin embargo, es él quien debe soportar el coste de sus acciones. Los políticos, no obstante, actúan por todo el electorado. Su locura es nuestra locura.

¿Es para eso que queremos un nuevo relato, para elegir al Viejito Pascuero que nos va a traer más regalos?

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La cita sobre del fracaso del estatismo, aunque no fue gratuíta, iba encaminada en otra dirección. El problema subyaciente es uno de coordinación en un contexto en el que la información está dispersa y fragmentada, es tácita y no susceptible de ser formalizada, y está constantemente siendo creada. La web 2.0 es un ejemplo de como ésta va tomando cuerpo fruto de la acción y no del diseño humano. ¿Qué ocurre en otros ámbitos? Ese "Chile que lo estamos contando entre todos" va a demandar nuevas infraestructuras, mejor educación y servicios, en definitiva, más de todo. ¿Se va a satisfacer esa demanda de arriba a abajo o al revés?

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Leyendo el artículo de Kelly sobre el Nuevo Socialismo en Wired (tampoco creo que la elección del término haya sido gratuíto) me parece que nos encontramos nuevamente ante las limitaciones del lenguaje para expresar una nueva realidad.

http://www.wired.com/culture/culturereviews/magazine/17-06/nep_newsocialism?currentPage=1

¿Hablaba Adam Smith de socialismo en La teoría de los sentimientos morales?

The man of system... is apt to be very wise in his own conceit; and is often so enamoured with the supposed beauty of his own ideal plan of government, that he cannot suffer the smallest deviation from any part of it. He goes on to establish it completely and in all its parts, without any regard either to the great interests, or to the strong prejudices which may oppose it. He seems to imagine that he can arrange the different members of a great society with as much ease as the hand arranges the different pieces upon a chess-board. He does not consider that the pieces upon the chess-board have no other principle of motion besides that which the hand impresses upon them; but that, in the great chess-board of human society, every single piece has a principle of motion of its own, altogether different from that which the legislature might chuse to impress upon it. If those two principles coincide and act in the same direction, the game of human society will go on easily and harmoniously, and is very likely to be happy and successful. If they are opposite or different, the game will go on miserably, and the society must be at all times in the highest degree of disorder.


Food for thought.