12 de enero de 2012

¿Por qué SOPA es mala para la libertad?

Cory Doctorow publicó hace un par de días una tremenda reflexión sobre porqué SOPA (Stop Online Piracy Act), legislación que está siendo discutida en el Congreso de los Estados Unidos, es mala para la libertad. Bajo  la apariencia de una ley destinada a proteger la propiedad intelectual, se esconde una manera de "entender" Internet que desconoce uno de sus pilares fundacionales: el libre flujo de información. SOPA, como sugiere Doctorow, avanza porque los actores políticos no saben y no se dan el tiempo de saber el mundo que se viene (que en realidad ya está aquí). 

Hoy Claudio Ruiz compartió en su blog una traducción realizada por Martín Mois, de la que extraigo esta cita. ¡No diga después que no fue advertido!
Como un miembro de la generación Walkman, hice las paces con el hecho de que necesitaré un audífono para sordos antes de morir. Pero no será sólo un audífono, será realmente una computadora. Así que cuando me suba a un auto –un computador al cual introduzco mi cuerpo- usando un audífono –un computador que introduzco en mi cuerpo- quiero tener la certeza de que estas tecnologías no fueron diseñadas para ocultarme secretos, o para impedir que pueda terminar procesos en ellas contrarios a mis intereses. 
El año pasado, el Distrito Escolar de Lower Meriom, en un afluente suburbio de clase media de Filadelfia, tuvo muchísimos problemas. Fue descubierto distribuyéndole a sus estudiantes, laptops infectados con rootkits que permitían vigilancia encubierta remota a través de la cámara de la computadora y su conexión de redes. Los estudiantes fueron fotografiados miles de veces, en casa y en el colegio, despiertos y dormidos, vestidos y desnudos. Mientras tanto, la más reciente generación de tecnología de interceptación lícita puede operar de forma encubierta en cámaras, micrófonos, transceptores GPS en PCs, tabletas y dispositivos móviles. 
Aún no perdemos, pero primeramente debemos ganar la guerra del copyright si deseamos mantener a Internet y al PC libres y abiertos. En el futuro la libertad nos exigirá tener la capacidad de vigilar nuestros aparatos y establecer políticas significativas para ellos; poder examinar y terminar los procesos del software que corran; y mantenerlos como honestos sirvientes de nuestra voluntad, no como traidores y espías empleados por criminales, matones y controladores.

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