A estas alturas
debiera estar relativamente claro que lo que está ocurriendo en los últimos
días en Internet no tiene que ver solo con el choque entre posturas divergentes
sobre cómo abordar la relación entre derechos de autor – propiedad intelectual
y el acceso de las personas a contenidos en línea. En realidad, es mucho más
que eso. Tiene que ver con el ejercicio de nuestras libertades civiles en Internet,
a tal punto amenazadas con iniciativas como SOPA, PIPA y otras leyes similares
en el mundo, que hay quien incluso ha alertado que estamos frente a la
primera gran batalla de una de las guerras cruciales de
este siglo. Cuando el lenguaje bélico empieza a aparecer en boca de
todos, es porque las pistolas están cargadas. Conviene, entonces, dedicar unos
breves minutos a reflexionar sobre una de las fronteras de este conflicto, para
no perdernos en fragor del combate.
Ayer, apenas un día después de la protesta mundial contra SOPA (Stop Online Piracy Act), un
proyecto de ley que se discute en el Congreso de Estados Unidos que criminaliza
la lógica fundacional de Internet (compartir libremente información) asumiendo
que todos somos infractores de derechos de autor, el Departamento de Justicia de Estados Unidos, a través del
FBI, logró bajar Megaupload, una de las plataformas más
populares para compartir archivos en la red. Al momento de escribir esta
líneas, recibo la noticia que SOPA y PIPA parecen
haber sido derrotadas.
Las impresionantes cifras de Megaupload, responsable del 4% del tráfico
mundial en Internet, hacían previsible la airada reacción de sus usuarios,
muchos de los cuales efectivamente usaban la plataforma para compartir o
guardar contenidos de los que eran propietarios o que estaban libres de
derechos. Pero también es cierto que Megaupload estaba lleno de contenido que
vulneraba la propiedad intelectual (más allá de que consideremos que el marco
legal que hoy impera en casi todo el mundo atenta contra el libre acceso al
conocimiento) y con el cual quienes administraban la plataforma hacían negocios
y lucraban.
En respuesta a la bajada de Megaupload y la detención de sus principales
directivos, Anonymous, esa red que se ha auto investido como defensora de la
libertad en Internet, montó y ejecutó el que ya es considerado el mayor ataque informático en la historia,
con más de 27 mil computadores y 10 mil personas involucradas. Resultados:
múltiples sitios del gobierno de Estados Unidos y otros países fueron
“tumbados”, así como los de las principales empresas discográficas (una de
ellas fue la que hizo la denuncia que permitió al FBI actuar).
Una de las fronteras que expone este episodio es la que podríamos
denominar la “justicia 2.0” (¡disculpen el cliché!). ¿Cómo y quién hace
justicia en los entornos digitales, considerando las comprobadas y reiteradas
dificultades de legislaciones diseñadas para mundos analógicos al ser aplicadas
en entornos digitales? La pregunta no es trivial, ya que la justicia
(o por lo menos la sensación que tengamos de que ella existe o no) está en la
base de la legitimidad social, en general, y de la legitimidad de la
democracia, en particular. ¿Es legítima la respuesta de Anonymous ante la
actuación del FBI, considerando que el FBI con su actuar vulneró derechos de todas aquellas personas que usaban Megaupload
para subir y compartir de manera legal contenidos? ¿Quiénes
entregaron a Anonymous el poder para, en defensa de nuestras libertades,
decidir atacar tal o cual sitio?
En las redes sociales, la respuesta de muchos, si no la mayoría, ha sido
de apoyo ante la acción de Anonymous, sin embargo, su proceder responde a la
misma lógica que usó el FBI y que esgrimen las empresas multinacionales ante
los estados para promover leyes como SOPA: los sitios o prácticas de Internet
que no me gustan o me molestan, las ataco hasta anularlas. Así expresé
anoche en un mensaje en Twitter, y las respuestas que recibí dan cuenta de los
argumentos de quienes defienden a Anonymous: autodefensa ciudadana ante la
agresión de los estados; diferencias éticas entre unos y otros; causas justas
frente a causas injustas; la inexistencia de otras alternativas para expresar
el rechazo, etc.
Es un lugar común la buena pero falaz idea de que Internet ha aplanado
la cancha. Ese adagio se repite sin cesar, dando a entender que hoy estamos en
un mundo de relaciones horizontales, desconociendo las lógicas de exclusión que el mundo conectado reproduce o genera.
Como Wikileaks y su creador han sido sistemáticamente enfrentados por el poder,
concluyendo con el cierre del sitio por su práctica imposibilidad de
operar, es el mejor reflejo de que la cancha no solo no se ha
aplanado, sino que están surgiendo nuevas formas en que los estados silencian a
la ciudadanía.
Sin embargo, seguimos contando con Internet como herramienta para el
empoderamiento de las personas frente al poder político o económico, dadas las
lógicas del desarrollo tecnológico, que siempre van uno o varios pasos por
delante de las legislaciones y medidas que buscan moderar o controlar sus
efectos sociales. Existe, por tanto, una gran área en Internet (quizá
la más significativa) en la cual las personas construyen y/o validan
legitimidades no desde las normas escritas, sino desde sus prácticas
cotidianas, su conciencia cívica y su propia percepción de lo que es justo e
injusto. ¿Estamos preparados para ese ejercicio de ciudadanía los dos mil
millones de personas con acceso a Internet en el mundo?
Hace unos meses, varios sitios chilenos que promueven el derecho a la
libre expresión y el derecho a la comunicación (entre ellos Sitio Cero), fueron atacados por un hacker
aparentemente vinculado a sectores de ultraderecha. ¿Qué diferencia ese ataque
del realizado por Anonymous? Poco tiempo antes, a raíz de la quema de un bus
del Transantiago, encapuchados que participaron en ese acto se escondieron en
una de los campus de la Universidad de Chile, y al ser detectados por un
profesor, fueron enfrentados y denunciados por este. No tardó mucho para que la
foto y datos de ese profesor, comenzaran a circular en los mensajes de Twitter
y los muros de Facebook. ¿Qué tipo de justicia es esa? ¿Es legítimo, incluso en
el caso de que ese profesor fuera culpable de algo, que los usuarios de las
redes vulneren el debido proceso y procedan a su linchamiento digital?
En esta nueva justicia que está emergiendo desde las redes, voluble por
que se legitima en base a la opinión pública y no sobre las normas del debido
proceso, los ciudadanos debemos desarrollar conciencia sobre cuáles son los
estándares mínimos que practicamos entre nosotros (antes y después de nuestra
relación con el estado) al construir nuestra convivencia en línea. Hoy podemos
aplaudir a Anonymous por haber hecho algo con lo que simpatizamos (¿quién no
simpatiza con atacar al FBI, que pese a Hollywood, sabemos que no son siempre
“los chicos buenos de la película”?). El problema es que, quizá en el futuro,
Anonymous se nos vuelva en contra, porque en última instancia, la justicia 2.0
no responde ante nadie, solo ante ella misma.
(*) Entrada originalmente publicada en elquintopoder.cl
4 comentarios:
completamente de acuerdo con usted. A la larga este famoso grupo "Anonimus" actúa con una soberbia similar a la esgrimida por los estados juntos. Quién controla a quién?, si la legitimidad del accionar de Anonimus se basa en el respaldo del usuario común, bajo qué argumento este grupo de personas común (y nótese que digo argumento, no opinión como las que se lanzan a menudo por twitter) apoyan el accionar del grupo "justiciero"? o también podríamos preguntarnos, quiénes son realmente este grupo de fans? no quiero ni imaginar qué pasaría si un usuario cualquiera difunde públicamente que NO QUIERE que este grupo se arrogue la autoridad de "defenderle" de estos ataques. Probablemente como en el caso del profesor, sus datos personales se publicarán en algún portal y serán trolleados por un buen rato. Lamentablemente, la gente poco crítica y demasiado confiada, toma partido por algún bando demasiado pronto. Igual que el protagonista de "Lotería Solar" escrita por Phillip K Dick. PD: mejor publico esto anónimamente, jajjja Saludos.
Gracias por el artículo, muy pertinente al tiempo y los sucesos actuales.
Creo esta justicia 2.0 es problemática cuando no existe proceso de reflexión ante el problema, cuando se deja fuera la ética y la democracia. Si estos 3 factores existe y hay información de calidad y abundante, me parece que es una gran y legítima arma de defensa de la ciudadanía y del ciudadano de a pie.
Atte.
Matías Knust
Anónimo, la oportunidad para construir sociedades más democráticas y transparentes que Internet presenta conduce precisamente a preguntarse por el desarrollo del pensamiento crítico en los ciudadanos. La fragmentación del poder ante personas cada vez más informadas y con capacidad de decidir por si solas, requiere necesariamente de personas en capacidad de cuestionar los discursos (y las acciones que se justifican en base a estos). Pero eso también rige para los contrapoderes, como el de Anonymous. Más poder para las personas implica mayor autonomía para éstas, una autonomía de la cual hay que tener conciencia, porque sino su valor real tiende a cero.
Matías, teóricamente coincido contigo pero por el momento quedo con la impresión que estas reacciones de "la gente" en las redes es tan fanática como el actuar del FBI. Justo hoy leía un artículo que plantea muy bien este punto: "Collateral damages in the copyright war" http://www.abc.net.au/unleashed/3787384.html
Estimado Enzo, tiempo sin saber de tí.
La piratería informática existe por la misma razón que existen los robos "físicos"... desigualdad social y ese falso sentimiento de necesitar algo que en realidad no necesito, pero como otros lo tienen... ¿por qué yo no?; es imposible que todo sea grátis, pero ¿es posible que todo tenga un precio justo?, SI!.
El problema no es Megaupload, es el uso que se le dió, lamentablemente están acusando a la persona equivocada... pero es el único que está dando la cara hoy en día.
Dónde están los que hacian mal uso de Megaupload?, ¿tumbando el sitio del FBI?, es como decir "quiero seguir robando", en ves de decir "ayenme a no robar mas"
En ralción al tema de los que incendiaron un bus... ¿quieren que los aplaudan?... ¿el profesor es el malo?... ¿me están ·$#"!?
Mi padre (QEPD) siempre me dijo "tú cometes un delito y YO te llevo de una oreja a la comisaría"... mmmm ¿o era a patadas?... bueno, afortunadamente nunca se dió el caso.
Que tengas un buen día
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