El jueves pasado tuve la oportunidad de compartir con alumnos de la carrera Técnico en Bibliotecas y Centros de Documentación del CFT Utem, una reflexión sobre el rol social de las bibliotecas públicas en un mundo hiperconectado. Agradezco la invitación a Paola Faundez, la Directora de la carrera, así como al grupo de alumnos la muy motivante conversación que se dió después de la presentación.
Sociedades como la chilena siguen teniendo un problema básico, cuya solución debiera ser nuestra primera prioridad: un amplio sector de la población sigue viviendo en condiciones de pobreza o indigencia (más de 2 millones de personas en Chile, según cifras de la Encuesta Casen 2006) y además sufren de una muy desigual distribución del ingreso.
Pero en la actualidad se presenta, en esta sociedad informacional según la descripción de Manuel Castells, un momento histórico para saltar de manera muy rápida diversos estadios de desarrollo. Los países que fueron relegados a un segundo y tercer lugar en el orden surgido a partir de la revolución industrial, enfrentan ahora una oportunidad sin precedentes para en muy corto plazo cambiar de manera radical el destino de sus poblaciones. Oportunidad que, siguiendo el planteamiento de Yochai Benkler, entrega mucho poder a las personas para ser creadores de su futuro. Son las nuevas reglas del juego que plantea una realidad estructurada en redes distribuidas hiperconectadas, en las que las nociones tradicionales de poder y autoridad se van desvaneciendo, como diría David de Ugarte.
En este contexto, el verdadero sentido de una biblioteca pública emerge con mayor fuerza: no se trata tanto de prestar libros o facilitar el acceso a Internet de manera neutra, sino más bien de comprenderse como agente de cambio social. Que la biblioteca pública sea agente de cambio social en un mundo hiperconectado, implica asumir a los menos cinco premisas:
1. Que debe ofrecer acceso gratuito a Internet orientado especialmente a los grupos más vulnerables de la sociedad. Como bien demuestra Jan van Dijk, el tipo de acceso a tecnologías que tenemos condiciona de manera fundamental nuestra participación en la sociedad actual y nuestras posibilidades de desarrollo futuro.
2. Que el modelo de generación de conocimiento ha cambiado en forma radical. Hoy todos podemos -a través de una comunicación multidireccional- participar de este proceso, siendo Wikipedia el ejemplo más conocido. La biblioteca pública es, para muchas personas, la única garantía que tienen para poder tener una mínima participación en las nuevas maneras de generar conocimiento.
3. Que para poder participar en estas nuevas dinámicas, las personas deben poseer ciertas competencias digitales básicas, debiendo la biblioteca pública contribuir al desarrollo de esas destrezas, autoconcibiéndose como espacio de inclusión digital. Se redefine -a otra escala- el concepto de la biblioteca pública como espacio para la formacion continua de las personas, que debiera reforzarse en una futura versión el Manifiesto de la IFLA/Unesco sobre la biblioteca pública.
4. Que la participación de las comunidades locales en las redes virtuales debe darse, para que sea un proceso efectivo de inclusión, desde sus propias culturas. Para ello, la biblioteca pública debe ser un puente entre el viejo y el nuevo mundo, permitiendo la proyección de las identidades locales a través de sus expresiones digitales.
5. Que en un mundo cada vez más infoxicado, la biblioteca pública debe marcar una diferencia promoviendo entre sus usuarios el desarrollo de competencias informaciomales, que les permitan buscar, seleccionar, evaluar de manera crítica y usar estratégicamente la información que encuentran en Internet para resolver sus necesidades. La alfabetización informacional es una potente herramienta para combatir la pobreza, a mi juicio aún no valorada en toda su dimensión.
Persistiendo en nuestras sociedades un problema muy arraigado de pobreza, en la cabal realización de la oportunidad actual de su superación, la biblioteca pública debe jugar un rol activo. De no ser así, otros espacios asumirán el desafío, relegando a la bibliotecas a lugares secundarios en el imaginario colectivo sobre los motores del desarrollo personal y social.
Sociedades como la chilena siguen teniendo un problema básico, cuya solución debiera ser nuestra primera prioridad: un amplio sector de la población sigue viviendo en condiciones de pobreza o indigencia (más de 2 millones de personas en Chile, según cifras de la Encuesta Casen 2006) y además sufren de una muy desigual distribución del ingreso.
Pero en la actualidad se presenta, en esta sociedad informacional según la descripción de Manuel Castells, un momento histórico para saltar de manera muy rápida diversos estadios de desarrollo. Los países que fueron relegados a un segundo y tercer lugar en el orden surgido a partir de la revolución industrial, enfrentan ahora una oportunidad sin precedentes para en muy corto plazo cambiar de manera radical el destino de sus poblaciones. Oportunidad que, siguiendo el planteamiento de Yochai Benkler, entrega mucho poder a las personas para ser creadores de su futuro. Son las nuevas reglas del juego que plantea una realidad estructurada en redes distribuidas hiperconectadas, en las que las nociones tradicionales de poder y autoridad se van desvaneciendo, como diría David de Ugarte.
En este contexto, el verdadero sentido de una biblioteca pública emerge con mayor fuerza: no se trata tanto de prestar libros o facilitar el acceso a Internet de manera neutra, sino más bien de comprenderse como agente de cambio social. Que la biblioteca pública sea agente de cambio social en un mundo hiperconectado, implica asumir a los menos cinco premisas:
1. Que debe ofrecer acceso gratuito a Internet orientado especialmente a los grupos más vulnerables de la sociedad. Como bien demuestra Jan van Dijk, el tipo de acceso a tecnologías que tenemos condiciona de manera fundamental nuestra participación en la sociedad actual y nuestras posibilidades de desarrollo futuro.
2. Que el modelo de generación de conocimiento ha cambiado en forma radical. Hoy todos podemos -a través de una comunicación multidireccional- participar de este proceso, siendo Wikipedia el ejemplo más conocido. La biblioteca pública es, para muchas personas, la única garantía que tienen para poder tener una mínima participación en las nuevas maneras de generar conocimiento.
3. Que para poder participar en estas nuevas dinámicas, las personas deben poseer ciertas competencias digitales básicas, debiendo la biblioteca pública contribuir al desarrollo de esas destrezas, autoconcibiéndose como espacio de inclusión digital. Se redefine -a otra escala- el concepto de la biblioteca pública como espacio para la formacion continua de las personas, que debiera reforzarse en una futura versión el Manifiesto de la IFLA/Unesco sobre la biblioteca pública.
4. Que la participación de las comunidades locales en las redes virtuales debe darse, para que sea un proceso efectivo de inclusión, desde sus propias culturas. Para ello, la biblioteca pública debe ser un puente entre el viejo y el nuevo mundo, permitiendo la proyección de las identidades locales a través de sus expresiones digitales.
5. Que en un mundo cada vez más infoxicado, la biblioteca pública debe marcar una diferencia promoviendo entre sus usuarios el desarrollo de competencias informaciomales, que les permitan buscar, seleccionar, evaluar de manera crítica y usar estratégicamente la información que encuentran en Internet para resolver sus necesidades. La alfabetización informacional es una potente herramienta para combatir la pobreza, a mi juicio aún no valorada en toda su dimensión.
Persistiendo en nuestras sociedades un problema muy arraigado de pobreza, en la cabal realización de la oportunidad actual de su superación, la biblioteca pública debe jugar un rol activo. De no ser así, otros espacios asumirán el desafío, relegando a la bibliotecas a lugares secundarios en el imaginario colectivo sobre los motores del desarrollo personal y social.
6 comentarios:
Mmmm... me gustaría ver la versión en Word de la exposición (seguro que "hablas" más que el ppt
@Zorro, ¿qué es eso de versión Word? Nunca existió. Si quieres verla, tendrás que hacer un Imprimir Pantalla a mi cerebro ;-)
Muy interesante Enzo, además, agregaría que este reto no es solo para las Bibliotecas Públicas, también aplicaría en Bibliotecas Universitarias y todo lo que constituye el acercamiento a la docencia, la ensenanza, el aprendizaje. me sirvio mucho este documento para unos cuestionamientos que tengo sobre las NTICS
@Nubia, estás en lo cierto al decir que el desafío es para todo tipo de bibliotecas. Yo hablo de las públicas porque son las que conozco. Gracias por comentar.
Ya sé porqué algunos seguimos en la biblioteca del pueblo y otros marcan pautas de actuación; lo confieso, yo de mayor quiero pensar y escribir como Enzo.
Estimado Enzo, y a los comentarios anteriores agregaría el papel de las Bibliotecas Escolares también, las que cada día transformadas en centros de recursos están cambiando la actitud de los diversos lectores y usuarios que tienen, lo que les ayudará a salir del marco de pobreza real y cultural, dándoles una visión del mundo mucho más amplia de la que pueden encontrar entre las paredes del hogar o en el circuito de sus barrios.
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