17 de noviembre de 2008

Escenas de la vida webtidiana - II

Estoy seguro que detrás de esta situación debe haber una de esas infalibles reglas computacionales, construidas a partir de la más rigurosa minería de datos, a través de la cual se han logrado establecer los patrones de comportamiento en la web de miles de millones de usuarios.

No me cabe la menor duda de que yo no soy una excepción y que mi deriva digital cada vez más procrastinante debe haber sido escudriñada por robots, desmenuzada en lejanos servidores y algoritmos de alta complejidad lograron establecer que hago en cada momento que estoy conectado (y posiblemente también hayan establecido certeras hipótesis sobre lo que hago y lo que no hago cuando estoy desconectado).

Y, sin embargo, o quizá a raíz de ello, no dejo de sentir algo de vergüenza cuando mi propio correo web, ese al que le he sido fiel desde hace más de diez años, me clasifica como spam.

¿Seré un spammer inconsciente? ¿Latirá en lo más profundo de mi espíritu una obscena compulsión por reenviar correos a toda mi lista de contactos? ¿Habrá algún psicológo capaz de ayudarme a superar este trauma que recién empiezo a vivir o deberé pedir consejo a alguna base de datos, cual oráculo digital de las nuevas perversiones?

Por el momento, sólo me cabe empezar a asumir mi triste condición de cadaunante spammer y compartir la evidencia de mi desgarro existencial, como en sesión de SA (spammers anónimos) en proceso de rehabilitación.


3 comentarios:

Samuel Leal dijo...

Ayudándole a sentir...

Maz dijo...

¿Qué te fumaste, Enzo? Comparte, hermano, comparte ...

En todo caso, preocúpate el día que un Antivirus te pare un correo enviado desde tu propio computador. Esa es cueca. Tururururu ... :-)

Enzo Abbagliati Boïls dijo...

@samuel, se agradece la compasión.

@maz, estoy a un paso -dada tu premonición- de declarar "jinete de mi apocalipsis personal".