El fenónemo de los nativos digitales, concepto acuñado el año 2001 por Marc Prensky, suele generar dos tipos de análisis.
Por un lado, los optimistas. Aquellos que ven en quienes pueden ser clasificados con esa etiqueta como una suerte de ser humano más desarrollado, evolución basada en una simbiosis aún vagamente explicada entre persona y tecnología, que -entre otras cosas- estaría generando incluso mutaciones genéticas en nuestra especie y desarrollando espacios dormidos de nuestro cerebro.
Y, por otro lado, los pesimistas, que proyectan la imagen de unos seres decadentes, con reducidas capacidades intelectuales para hacerse cargo de la herencia del saber y progreso de la humanidad, y en los que una compulsiva adicción por herramientas tecnológicas que jibarizan las capacidades de reflexión y comunicación, los estaría haciendo -en resumen- personas más estúpidas.
Cierto: estas dos descripciones quizá sean grotescas, pero grafican las limitaciones de un debate sobre un fenómeno que, por ser de tan reciente data, nos lleva a hablar desde la ignorancia en muchos casos, proyectando sobre cambios aún en ciernes estereotipos de mundos predigitales.
En este escenario, equilibradas aproximaciones como las que plantean John Palfrey y Urs Gasser en su libro Born Digital. Understanding the First Generation of Digital Natives, contribuyen en forma muy poderosa a centrar el debate y analizar los matices. Recién publicada la primera edición en agosto pasado, a mi juicio es ya una referencia ineludible para entender cómo los nacidos después de 1980 se relacionan con lo digital. Palfrey y Gasser intentan un ejercicio imposible: hacer un disección de un mundo vivo y en permanente cambio. Saben que es un mundo en formación y cuya velocidad de cambio es radicalmente mayor que en el mundo anterior. Y pese a ello logran llegar a buen puerto, quizá no tanto por entregar las respuestas correctas, sino por atisbar cuáles son las preguntas pertinentes.
Born Digital se estructura en doce "temas": identidades; dossiers (esa información sobre cada uno de nosotros que está en formato digital pero que no es necesariamente parte de nuestra identidad); privacidad; seguridad; creadores; piratas; calidad; sobrecarga de información (lo que algunos han definido como infoxicación); agresores; innovadores; aprendices; activistas. En cada capítulo, se aborda cómo se enfrentan a estos temas los nativos digitales, cuál es el rol de padres, profesores, empresas, instituciones públicas y la sociedad, en general, para ayudar-educar-orientar a los nativos en el complejo proceso de tomar decisiones en esos ámbitos a muy temprana edad.
Sin duda, Born Digital tiene muchas dimensiones interesantes para comentar, pero en esta mirada sólo me detendré en algunos aspectos.
Palfrey y Gasser parten haciendo una declaración que corrige un lugar común presente en el subtítulo del libro: no se puede hablar de una generación, apenas de un grupo de personas que comparten la característica de haber nacido en un mundo donde el computador personal y el acceso a Internet ya existían. Pero no todos los nacidos después de 1980 son nativos digitales, ya sea por problemas de acceso a las tecnologías o por un muy limitado desarrollo de sus competencias digitales. Primera precisión al mito: ser nativo digital está asociado a ciertas condiciones sociales y culturales que no están presentes en forma pareja en todo el mundo.
Cruza Born Digital otra precisión interesante y que los autores extraen del intenso trabajo de terreno realizado durante cuatro años, entrevistando a jóvenes en distintas latitudes. En general, los nativos digitales suelen ser más reservados y cautelosos en el uso de la tecnología que lo que se suele creer. De hecho, al construir sus identidades en red, es normal que tengan mayor conciencia -en comparación con quienes no son nativos- de las potencialidades pero también de los riesgos de una exposición inadecuada. Sin embargo, el estar y participar en un mundo hiperconectado les obliga a enfrentar preguntas que aquellos que nacimos antes de 1980 debimos abordar más tarde, con un nivel mayor de madurez y con un bagaje de vivencias que nos permitieron discernir de manera más completa entre lo que nos hacía bien y lo que nos hacía mal. Destacan en este ámbito el rol de los padres y el sistema educativo para saber acompañar a los nativos en este proceso. La lectura entre líneas: confianza en los nativos y sus capacidades para explorar y saber tomar las decisiones correctas en un mundo que les es natural a ellos, y en el que nosotros somos inmigrantes, pero en cuya navegación es importante nos sientan presentes. Aprendizajes esenciales para que los nativos puedan navegar en el mundo digital, deben tenerlos desconectados, aprendizajes vinculados al respeto de ciertos valores fundamentales para la construcción de mundos posibles.
Otra de las claves de Born Digital: es un libro con múltiples lecturas. Yo llegué a él movido por un interés sociológico (la web como espacio social prioritario de los nativos), pero conforme fui avanzando en sus páginas fui construyendo la lectura como padre de dos nativos que están iniciando sus primeras exploraciones. Es un libro que podría (y debiera) encontrarse en los estantes dedicados a literatura de interés familiar en cualquier libreria. Pero también tiene Born Digital una lectura desde el mundo de las leyes y como estos nativos están forzando a revisar ciertas normas básicas que están en la base de nuestras sociedades. Tiene una lectura económica, asociada a las transformaciones en los mercados, en los procesos productivos. Hay una lectura desde el aprendizaje y las revoluciones que los sistemas educativos deben vivir para hacerse cargo de los nativos. No faltan los elementos para una lectura desde la psicología y como los nacidos después de 1980 perfilan sus identidades y se relacionan con el entorno. Y tiene, por cierto, una lectura política, o como el poder y las lógicas de su construcción y permanencia en el tiempo están cambiando en un camino sin retorno.
Al concluir el libro, Palfrey y Gasser hacen tres afirmaciones esenciales sobre los nativos: i) la manera en que los jóvenes están interactuando con la información, entre ellos y con las instituciones, está cambiando velozmente, y las consecuencias de estos cambios sobre el futuro de nuestras sociedad son enormes; ii) en este proceso, se está levantando una cultura global por esencia, donde las antiguas fronteras se desvanecen y surgen comunidades de personas con intereses comunes que conversan y comparten globalmente; y iii) si bien no existen soluciones genéricas y universales para los problemas que estos nuevos escenarios plantean, las mejores respuestas son aquellas basadas en esfuerzos colectivos y comunitarios.
Un gran libro que espero pronto sea traducido y publicado en castellano.
(Más información en digitalnative.org, el sitio del proyecto y desde el cual se pueden acceder al blog, al wiki y las distintas redes sociales en las que se han creado espacios de conversación para debatir y avanzar en el conocimiento de los nativos digitales).
1 comentario:
Ya en los lejanos 70 Alvin Toffler comenzaba su "future shock" con la siguiente frase:" Este libro trata de lo que le pasa a la gente que se siente abrumada por el cambio.
Trata del modo en que nos adaptamos —o dejamos de adaptarnos— al futuro..."
la reseña que nos haces de este libro dice de un genero que alguna vez pareciò ciencia ficciòn y que hoy, incluyendo la mirada sociologica, no deja de tener visos de manual de autoayuda, con orientaciones practica para sobrellevar las tensiones que cada dia nos toca enfrentar en ambitos aparentemente lejanos, que van desde lo familiar hasta lo organizacional. Ojalà que ademas de una traduccion de este libro tambien se divulgen los estudios de este proceso en nuestro ambito latinoamericano.
Gracias por el dato estimado Enzo.
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