29 de febrero de 2008

Equilibrios

A través de deugarte.com, leí el 27 de febrero un minipost publicado por Versvs en la RMD, sobre la historia del marroquí Fouad Mourtada, quien ha sido condenado a tres años de carcel por haber creado un perfil falso en Facebook del príncipe Moulay Rachid, integrante de la familia real de Marruecos. Según la información disponible en Help Free Fouad, pagina web creada por la familia para recabar apoyo nacional e internacional, la creación del perfil fue un juego inocente de Fouad, quien no pretendía hacer nada con ese perfil.

¿Tres años de cárcel por un perfil falso en Facebook? No soy abogado, pero siempre he escuchado -y compartido- que debe haber proporcionalidad entre el crimen y el castigo. ¿Es un crimen crear un perfil falso en una red social virtual? En el mundo real, adoptar la identidad de otra persona es un acto ilegal y, en determinadas circunstancias, punible. ¿Debe aplicarse en el mundo virtual la misma norma? No veo razón para no hacerlo -más allá de la dificultad adicional de perseguir este delito en el mundo virtual. Más cuando el cierto grado de anonimato que puede entregar Internet a sus usuarios, hace proliferar una práctica (crear perfiles falsos de personajes públicos) que incluso la propia defensa de Fouad ha utilizado como argumento atenuante. Pero... ¿tres años de carcel por un perfil falso en Facebook?

Lo que enreda aún más la situación (para mis ojos y miradas occidentales) es que esto ocurre en un país que ha recibido críticas internacionales por la violación de los derechos humanos básicos. Entonces, la sensación de desproporción entre el crimen y el castigo se acrecienta, ya que queda en el aire la sensación de una cierta parcialidad en el juicio porque la persona afectada es miembro de la realeza marroquí, a la que el pueblo debe obediencia y respeto. No digo que Fouad no sea culpable, algo que la propia familia reconoce como un error, pero uno tiende a dudar si la justicia de Marruecos hubiera actuado con el mismo celo si la personalidad suplantada hubiera sido la del vecino de Fouad.

Me parece que no hay equilibrio en esta historia. No se puede defender a Fouad aludiendo al derecho a la libertad de expresión, porque hacerse pasar por otra persona no creo que sea libre expresión. Pero tampoco parece que encarcelarlo por tres años sea la respuesta más justa.

Dato curioso: hay un blog creado en Blogger que está destinado a ensalzar la trayectoría del príncipe Moulay Rachid. De la situación de Fouad no dice nada. El príncipe tiene temas de mayor importancia y urgencia que atender.

Por cierto, los interesados en apoyar la causa por la libertad de Fouad pueden inscribirse acá. Este humilde servidor ya se inscribió (con todas sus dudas sobre los equilibrios).

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