La historia es sencilla. A principios de enero, poco antes de salir de vacaciones, conocí y me registré en Quora, un servicio del que llevaba varios días leyendo comentarios en Twitter.
¿Qué es Quora? Traduciendo su propia definición, es una colección continuamente mejorada de preguntas y respuestas creada, editada y organizada por todos quienes la utilicen.
Como saben mis pocos pero fieles lectores, la curaduría colectiva de contenidos digitales es un tema que me interesa y que en alguna oportunidad he abordado en este blog (y es, además, una etiqueta que en mi Delicious ha ido creciendo en los últimos meses). Nada raro, entonces, que la invitación de Quora me haya atraído, lo que unido a algunos comentarios que leí de voces autorizadas en esto de las tendencias en la Web social, me hicieran dar el paso y probar el servicio después de conseguir una invitación.
En un premeditado ejercicio de redundancia en mi estreno en la plataforma, tras descubrir como compartir una pregunta, lancé la siguiente interrogante sabiendo que iba a “revolucionar” la conversación en Quora:
Activé mi cuenta el 13 de enero. Me llamó la atención haber partido con un grupo inicial de personas a las cuales yo seguía, sin haber hecho clic en botón alguno para que ello ocurriera. Pero, bueno, me pareció eso un detalle menor en contraste con lo que ocurrió el 14, cuando mi pregunta apareció con una etiqueta: “Needs to be written in English”. Pero ahí siguió la pregunta, sin ser eliminada, ni recibir –por cierto- respuesta alguna del creciente número de personas (muchas de ellas que no conozco) que empezaba a seguirme sin haber hecho yo ningún aporte más que proponer una pregunta.
El 15 me fui de vacaciones. Mientras vagaba por nuestras australes tierras, en mi bandeja de entrada siguieron llegando notificaciones de nuevos seguidores. Pero ninguna respuesta a la pregunta. Encandilado por nuestro sur, olvidé a aquellos molestos usuarios y aquella odiosa etiqueta.
Hasta hoy, cuando hace unos minutos me conecté a Quora y me encontré con esta notificación:
Revisé la bandeja de entrada de mi correo, pensando que había olvidado algún mensaje. Pero no. El 18 de enero, Quora eliminó de manera unilateral mi pregunta por no estar escrita en inglés y no me notificó de ello.
¿Es lícito que un servicio elimine contenidos creados por sus usuarios? Sí, toda vez que es una plataforma privada, cuyo acceso gratuito no debe confundirse como acceso público. De hecho, si me diera el tiempo de leer sus términos y condiciones, debiera encontrar las cláusulas que habilitan a Quora para proceder como lo hizo.
¿Es lógico que no me hayan notificado por correo? Eso, pudiendo ampararse en las mismas claúsulas, ya no suena tan bien, por lo menos desde la perspectiva de la atención al cliente. Porque el hecho de no pagar por el servicio, no impide que me haya convertido en su cliente y como tal merezca cierta consideración básica. Posiblemente el volumen de preguntas eliminadas haya ido incrementándose, complicando la relación personalizada con sus usuarios. Pero eso, en tiempos de notificaciones automatizadas, parece irrisorio.
¿Es estratégicamente correcto que sean tan tajantes con el idioma? Pudiera ser. Quizás estén apuntando a tener una base de preguntas y respuestas de alta calidad, y en eso sólo estén en condiciones de cumplir la promesa de su slogan si esta ocurre en inglés. Pero más parece una limitada comprensión del mundo, especialmente de esa parte del mundo que hace posible que exista Quora. Esa es su gran paradoja.
La inteligencia colectiva en la Web se basa –ante todo- en el libre flujo de la información, la que al entrar en contacto con personas y colectivos de diversos lugares del mundo, con culturas y lenguas distintas, provoca la creación de conocimiento desde esa amalgama. Esa es la gracia –y la gran diferencia con Quora- de proyectos como Global Voices, que en vez de forzarnos a todos a entendernos en una sola lengua, hace accesible en múltiples idiomas contenidos creados por usuarios en sus propias lenguas en cualquier lugar del mundo. Quora es un registro monolingüístico (y quizá cultural); la inteligencia colectiva del mundo es multilingüe en esencia (y sin duda multicultural en su estructura).
No me pierdo. Quora es un emprendimiento privado y como tal, quienes lo administran son libres de definir las reglas del juego que deseen. Pero esas reglas me han dejado fuera pese a mi expresa intención de colaborar con la base de conocimiento que quieren levantar. Como alguna vez escuché, la utopía comercial del multilingüismo es muy distinta a la utopía cultural del multilingüismo.
Por esto, y mientras no se pueda escribir en castellano, ¡hasta la vista, Quora!
¿Qué es Quora? Traduciendo su propia definición, es una colección continuamente mejorada de preguntas y respuestas creada, editada y organizada por todos quienes la utilicen.
Como saben mis pocos pero fieles lectores, la curaduría colectiva de contenidos digitales es un tema que me interesa y que en alguna oportunidad he abordado en este blog (y es, además, una etiqueta que en mi Delicious ha ido creciendo en los últimos meses). Nada raro, entonces, que la invitación de Quora me haya atraído, lo que unido a algunos comentarios que leí de voces autorizadas en esto de las tendencias en la Web social, me hicieran dar el paso y probar el servicio después de conseguir una invitación.
En un premeditado ejercicio de redundancia en mi estreno en la plataforma, tras descubrir como compartir una pregunta, lancé la siguiente interrogante sabiendo que iba a “revolucionar” la conversación en Quora:
¿Cuáles son los criterios principales para que la curaduría colectiva de contenidos digitales sea eficiente?Antes de escribirla, algo había leído sobre la molestia de algunos usuarios hispanoparlantes por preguntas escritas en castellano y que habían sido eliminadas. “Ah –pensé-, una política institucional en evolución que no me afectará, ya que es ilógico que prohíban el uso de la plataforma en una lengua aunque no esté adaptada a ella”. Experiencias previas como Facebook y Twitter me indicaban que aunque esas redes tardaron en traducir sus interfaces al castellano, nunca habían impedido su uso en nuestra lengua.
Por curaduría digital me refiero al proceso de selección y recomendación de contenidos digitales que realizamos en Internet, preferentemente en redes sociales, a través de hipervínculos en entradas en blogs, sitios de marcadores sociales, etc.
Activé mi cuenta el 13 de enero. Me llamó la atención haber partido con un grupo inicial de personas a las cuales yo seguía, sin haber hecho clic en botón alguno para que ello ocurriera. Pero, bueno, me pareció eso un detalle menor en contraste con lo que ocurrió el 14, cuando mi pregunta apareció con una etiqueta: “Needs to be written in English”. Pero ahí siguió la pregunta, sin ser eliminada, ni recibir –por cierto- respuesta alguna del creciente número de personas (muchas de ellas que no conozco) que empezaba a seguirme sin haber hecho yo ningún aporte más que proponer una pregunta.
El 15 me fui de vacaciones. Mientras vagaba por nuestras australes tierras, en mi bandeja de entrada siguieron llegando notificaciones de nuevos seguidores. Pero ninguna respuesta a la pregunta. Encandilado por nuestro sur, olvidé a aquellos molestos usuarios y aquella odiosa etiqueta.
Hasta hoy, cuando hace unos minutos me conecté a Quora y me encontré con esta notificación:
Revisé la bandeja de entrada de mi correo, pensando que había olvidado algún mensaje. Pero no. El 18 de enero, Quora eliminó de manera unilateral mi pregunta por no estar escrita en inglés y no me notificó de ello.
¿Es lícito que un servicio elimine contenidos creados por sus usuarios? Sí, toda vez que es una plataforma privada, cuyo acceso gratuito no debe confundirse como acceso público. De hecho, si me diera el tiempo de leer sus términos y condiciones, debiera encontrar las cláusulas que habilitan a Quora para proceder como lo hizo.
¿Es lógico que no me hayan notificado por correo? Eso, pudiendo ampararse en las mismas claúsulas, ya no suena tan bien, por lo menos desde la perspectiva de la atención al cliente. Porque el hecho de no pagar por el servicio, no impide que me haya convertido en su cliente y como tal merezca cierta consideración básica. Posiblemente el volumen de preguntas eliminadas haya ido incrementándose, complicando la relación personalizada con sus usuarios. Pero eso, en tiempos de notificaciones automatizadas, parece irrisorio.
¿Es estratégicamente correcto que sean tan tajantes con el idioma? Pudiera ser. Quizás estén apuntando a tener una base de preguntas y respuestas de alta calidad, y en eso sólo estén en condiciones de cumplir la promesa de su slogan si esta ocurre en inglés. Pero más parece una limitada comprensión del mundo, especialmente de esa parte del mundo que hace posible que exista Quora. Esa es su gran paradoja.
La inteligencia colectiva en la Web se basa –ante todo- en el libre flujo de la información, la que al entrar en contacto con personas y colectivos de diversos lugares del mundo, con culturas y lenguas distintas, provoca la creación de conocimiento desde esa amalgama. Esa es la gracia –y la gran diferencia con Quora- de proyectos como Global Voices, que en vez de forzarnos a todos a entendernos en una sola lengua, hace accesible en múltiples idiomas contenidos creados por usuarios en sus propias lenguas en cualquier lugar del mundo. Quora es un registro monolingüístico (y quizá cultural); la inteligencia colectiva del mundo es multilingüe en esencia (y sin duda multicultural en su estructura).
No me pierdo. Quora es un emprendimiento privado y como tal, quienes lo administran son libres de definir las reglas del juego que deseen. Pero esas reglas me han dejado fuera pese a mi expresa intención de colaborar con la base de conocimiento que quieren levantar. Como alguna vez escuché, la utopía comercial del multilingüismo es muy distinta a la utopía cultural del multilingüismo.
Por esto, y mientras no se pueda escribir en castellano, ¡hasta la vista, Quora!
2 comentarios:
Interesante ciberanécdota Enzo, sobre todo porque no despotricas frenético como muchos otros lo hubiesen hecho. Ahora, lo que deja la sensación de desilución bien lo explicas como una paradoja: Dejar afuera a un colaborador dispuesto a levantar lo que ellos mismos pretenden. No dejan de sorprender estos portazos. Saludos
Que buen tema, y se suma a cuatro de tus cinco comentarios en este sitio sobre internet que manifiestan cierta actitud crítica ante la operación de las plataformas de la web social. Si miro hacia atrás no puedo dejar de recordar los años sesenta cuando se decía que traspasar tecnolgía era traspasar ideología. Pero volviendo a Quora: alguna vez hace ya miles de años leí un libro de Erasmo, si mal no recuerdo, de los beneficios de usar el latin como única lengua en Europa, particularmente en textos. Su razonamiento me pareció lógico. Hoy después de haber viajado algo me doy cuenta que cada cada cultura se expresa en su lengua por razones muchos mas complejas que la simple utilidad o funcionalidad de ella a ciertos intereses intelectuales. Y en este contexto creo diferir de Erasmo y entender a Quora. Y me gusta Quora en tanto descarnadamente deja clara las reglas del juego, (a diferencia de Facebook, que sin explicaciones elimina sitios en España reiteradamente cuando conminan a besarse entre personas del mismo sexo delante del Papa, o que ahora en Chile limita las fotos de una madre amamantando). Y la opinión de Quora quizás corresponda a la misma opinión de editoriales anglosajonas que cuando conocieron el libro de Ian Gibson sobre García Lorca dijeron que tamaña empresa (una biografía que tomó 20 años hacerla) jamás la podría haber realizado un latino. Y más aún, por ejemplo, -y ha riesgo de equivocarme por cuanto soy bastante neófito en el tema-, no confundiría a un De Falla, Granados, Albeniz o Rodrigo con un Brahms, o Bethoven, son ritmos, lenguajes musicales diferentes de culturas diferentes. Las multiculturalidad para existir debe existir en sus diferencias. Y una de esas diferencias es obviamente el idioma.
Sin embargo creo entender, y ahora sumo los cuatro artículos anteriomente publicados y que están mas abajo y con un aleve aroma a crítica que el tema no es ese. El tema es pensar que las plataformas son inocentes. El viejo eslogan de que la tecnología traspasa ideología. Ni twitter, ni facebook, ni blogs ni wordpress, ni la misma webs 2.0 es inocente. Corresponde a creo uno de los temas menos discutido y sospecho que además no hay muchos interlocutores, ni menos interesados en profundizar en él. En mi opinión que Quora rechace a un usuario por no usar su idioma es una anécdota. Que las utopías o marcos de desarrollo comerciales con los culturales no coincidan es una constatación y deducción interesante a partir de la anécdota, pero creo que quien esta inmerso en el tema como Enzo Abagliatti, se le puede pedir su opinión sobre los marcos ideologicos en que se implementan y desarollan y se aplican y se terminan imponiendo por medio de estas plataformas de comunicación.
Las tecnologías de la información están operando sobre los canales, configurando los códigos que usan los emisores y receptores (y discúlpeseme lo básico y bastante elemental de la referencia a un Jackobson), antes operaban sobre el mensaje (y aún lo hacen al registrarse ciertas palabras claves) pero en esencia, el modelo ahora intenta operar sobre el código, o dicho de otra forma, parafraseando a Peter Krieg según lo menciona Watslawick, 1994. El mensaje que producimos “depende de la estructura en que nos encontramos en el momento de la producción”.
En el fondo, la observación y comentarios míos son: a partir de la misma anécdota, (y sumándole tus otros artículos de cadaunadas), cuándo viene esa interpretación mas general, holística digamos? ya no solo sobre la anécdota de la web social?. Porque yo creo que estas de acuerdo que esta exclusión de Quora solo corresponde a que no usaste el idioma adecuado (y tu sabes hablar inglés), y por supuesto dejaste clara la diferencia entre economía y cultura…, pero hay algo mas, no…? y ese algo mas qué es? no es acaso ideología?, y reconozco que como buen periodista estoy induciendo la respuesta.
RAlejandroperez
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