Esta carta* es parte de una invitación de un grupo de ciudadanos, quienes estamos convencidos en la necesidad de reflexionar respecto de la sociedad que queremos. Esta es una provocación que compartimos con ciudadanos y ciudadanas de nuestro país, en el contexto de la inminente elección del Presidente del Bicentenario de Chile.
Nuestro país ha madurado. A pesar de tener heridas no completamente sanas y traumas transversales en la sociedad, Chile ya no es el mismo de hace 30 años, tampoco es la misma sociedad esperanzada con el retorno de la democracia de 1990. Vivimos los temores del cambio de siglo y encaramos, a partir del 2000, una nueva ruta, con una visión ciudadana -quizás pretenciosa pero sincera-, abiertos a un cambio en la forma tradicional de hacer política que conocíamos y dispuestos a construir un futuro inclusivo.
Chile dejó de ser ese país aislado y provinciano. Cambiaron las premisas de las personas, de las familias, de las empresas, del Estado. El nuestro es hoy un país abierto al mundo como nunca antes lo había sido, y las tecnologías, la Red, la "convivencia en la nube", nos permiten emparejar la cancha y jugar en igualdad de condiciones a nivel global.
Quienes escribimos esta carta somos padres de una nueva generación, conectada con el mundo y atenta a las oportunidades que éste les ofrece. Nuestros hijos acceden a fuentes de información y conocimiento con una dinámica y velocidad que nos asombra, que en muchas ocasiones no podemos seguir y que debemos aprender a escuchar. Este mundo sin fronteras, móvil y accesible desde las pantallas, es el ambiente natural en el que, los nuevos emprendedores se proyectan para construir innovación, desarrollar capital humano y valor agregado al país de hoy y del futuro.
La generación que vivirá intensamente el bicentenario nos desafía a responder a las nuevas necesidades y demandas de nuestra sociedad. Creemos que la tarea prioritaria para Chile en los próximos diez años es convertirse en parte activa de la sociedad del conocimiento, aportando desde nuestra riqueza y diversidad cultural. Para hacerlo, tenemos las herramientas a nuestro alcance, pero necesitamos aprender a utilizarlas creativamente. Nuestra oferta educativa debe mirar como oportunidad y no como amenaza las competencias digitales y la mirada crítica de las nuevas generaciones, para construir una propuesta de calidad que considere las habilidades del siglo veintiuno como eje del curriculum del Chile del presente.
A esta generación tenemos el deber de entregarles un país con perspectiva, con visión de largo plazo y no con formato de borrador permanente. El concepto de cambio, tan utilizado en tiempos de campaña, pero tan olvidado en otros momentos, debe ser asimilado como una necesidad inmediata. Hoy el cambio es un estado permanente. Debemos avanzar en un proceso de sincerar lo bueno, lo malo y lo feo, independiente del origen o color de esas iniciativas.
Vemos como, a la distancia, países del primer mundo y otros que fueron similares a Chile crecen, impulsando grandes reformas y proyectos país, en los cuales la tecnología y su aporte son piezas fundamentales. En todos esos ejemplos, el Estado ha contado con una institucionalidad capaz, dotada de respaldo político y económico para encarar esta tarea, que acoge a múltiples sectores y lidera efectivamente con fuerza un proceso que nos tomará al menos diez años. Una institucionalidad que pueda definir y ejecutar una política pública de largo plazo, con capacidad de adaptarse a escenarios en permanente cambio y que no se redefina por completo cada vez que se produce un cambio de gobierno.
Nos referimos a la aplicación de la tecnología y su uso para el combate de la pobreza, palanca para una mejor calidad de vida y motor de desarrollo para que las personas accedan, entre otras cosas, a una mejor educación, mejor salud, mejor trabajo, promoviendo su capacidad innovadora y su mayor participación en todas las esferas donde su futuro se juega. Las cifras así lo indican. Según el Banco Mundial, un incremento de 10% de penetración de banda ancha genera en países como el nuestro un aumento del 1,38% en el Producto Interno Bruto. ¿Conocen nuestros economistas otro ejemplo similar? Otro modelo que el mundo nos reconoce pero que no hemos sido capaces de reproducir en otros ámbitos, es la plataforma de compras públicas Chilecompra, la cual permitió aumentar la participación de las pequeñas y medianas empresas en la compras del Estado a un 37%, más del doble de su participación en el resto de la economía. Pero pese a ello, según un estudio encargado por la Subsecretaría de Telecomunicaciones a la Universidad Alberto Hurtado, en 1 de cada 5 hogares del país no se ve valor a estar conectado a Internet.
No se trata de subirse a las modas tecnológicas de turno o a sus gadgets, sino de cómo nos integramos de manera inteligente y oportuna a la sociedad del conocimiento. Nos subimos muy tarde al tren de la Revolución Industrial, no nos perdamos esta nueva oportunidad. Y esta oportunidad es necesariamente digital. Sea cual sea el modelo de desarrollo, la visión de largo plazo, el sueño país que queramos construir, la dimensión digital estará en su centro. Pero a quienes firmamos esta carta nos convoca, por sobre todo, la posibilidad de construir un Chile con un acceso más equitativo a las oportunidades, y es quizá ahí donde la tecnología juega su rol más transformador, al democratizar de manera radical el acceso a la fuentes de información, de conocimiento, de creación de valor, de desarrollo personal.
Estamos ciertos que es posible. Los problemas de Chile tienen que ver con todas y todos. La mejor forma -quizá la única- de iniciar un camino hacia su superación es integrando de manera activa a la ciudadanía y su creatividad en el diseño de las soluciones que den respuestas a sus necesidades. En eso, la tecnología es hoy uno de los principales medios habilitantes. Algo que en la presente campaña para escoger al Presidente de Chile por los próximos cuatro años, parece no haber sido entendido. Hablamos de fomentar la capacidad de conversar de los ciudadanos a través de estos medios y, de parte de las autoridades, a explicitar su compromiso de escuchar, responder y finalmente actuar basados en lo que dichas conversaciones generen.
Por eso, al futuro Presidente de Chile, lo invitamos a cambiar la mirada, a refrescar la visión. Lo invitamos a asumir que el futuro de Chile será digital o no será, un futuro que se lo debemos a nuestros hijos.
(*) Este texto está inspirado en la Carta Abierta al Futuro Presidente, publicada en cuatro blogs españoles en marzo de 2008, y la Carta Abierta a Políticos y Candidatos "2.0", publicada por Paulo Saavedra en abril de 2008.
8 comentarios:
Estimados amigos. Tendré el honor en ser el primero en suscribir esta carta. Me parece que ponen el dedo en la llaga en aquellos temas que han definido ese estancamiento de las ambiciones de país en que nos encontramos: educación, innovación, equidad.
Respecto a esta última, creo necesario insistir en que en los dos quintiles mas pobre de Chile la penetración domiciliaria de Internet no supera el 13%. En chile no solo hay un rezago generalizado, sino que además una distribución interior de esas oportunidades digitales que avergüenza. Si se tratara de otro bien publico como agua o alcantarillado, seria declarado antihigiénico. ¸
Respecto a la innovación, es bueno recordar que la innovación no solo es tecnológica o de negocios, sino que también social. Las tecnologías tienen el potencial de modificar las formas de actuar. Y a cualquiera que aspira a un cargo de elección popular debiese interesarse en como construye confianza, genera opinión y se organiza su próxima generación de votantes (lo harán automáticamente en la próxima elección).
Finalmente, en cuanto a educación: qué decir sin ponerse a llorar?
Los felicito nuevamente por la carta, me representa plenamente.
Un abrazo
Floro
Lo sabroso de la "declaración" es su fondo ideológico, su discurso casi eufórico acerca del “progreso” de Chile, y por supuesto su pontificada convicción de que las tecnologías “integran” y “democratizan”. Lástima no tener más tiempo para degustar el fondo de esta declaración. En todo caso, estimado, voy a suscribir siempre tus apuestas para el desarrollo de las TICs, pero el futuro de Chile será de igualdad social o no será
Estimados:
Expreso mi beneplácito por su interés en el futuro del país. Mas discrepo. Esta iniciativa comete el error, común por cierto, de confundir educación con instrucción. En otras palabras, el modelo de educación promovido por los espíritus digitalizadores es de corte funcional a la maquinaria económica imperante y soslaya la finalidad histórica de la educación: el ser humano.
Pues, los invito a pensar cuan determinista puede ser el conjunto de propuesta que hace de la tecnología el eje central del bienestar social presente y futuro y que omiten toda referencia al ser ético de la humanidad. Desde el siglo XIX ya existe evidencia que avala nuestro punto de vista.
Preocupemonos primero del ser SER y luego pensamos en el HACER.
Atte.
@Florencio, gracias por el símil con la falta de agua y alcantarillado. Creo que en esa dirección van las decisiones de algunos de los países más preclaros en esta materia (como Finlandia), al definir el acceso a Internet con banda ancha como un derecho ciudadano.
@Ricardo, gracias por el voto de confianza, pero lejos de nuestro ánimo ha estado la euforia, ni tampoco hemos querido pontificar. No somos ingenuos. Las tecnologías ni democratizan ni hacen por si sólas más justas a la sociedades. Lo que nosotros hemos dicho en varias ocasiones en el texto es que bien usadas, las tecnologías son medios habilitantes para un país como mayor equidad en el acceso a las oportunidades, que finalmente es la base de una mayor igualdad social. No querer ver hoy eso es intentar construir respuestas analógicas para un mundo que se mueve digitalmente, es decir, respuestas condenadas al fracaso.
@Marcelo, lo siento, pero no logro ver de donde obtienes que nuestro planteamiento es determinista. No creeemos en la tecnología como eje central del bienestar social, sólo creemos que en el mundo actual, la tecnología ayuda a que las personas construyan mejores respuestas a sus necesidades (necesidades que son anteriores a la tecnología y que en su sentido más profundo tienen que ver su ser).
Apoyo la carta.
Como toda obra humana es perfectible, en forma y fondo, pero lo importante es que los autores son personas que respeto porque han hecho cosas concretas en estos temas, no son "iluminados" ni gurus, son personas que saben de estos temas porque han estado en las trincheras apoyando y gestando iniciativas digitales.
Tengan mi apoyo, porque creo que este es un punto de partida importante.
Ayudare a difundirla.
Interesante iniciativa. Comparto la idea y la táctica, pero el resultado se me presentó más como un discurso de intención que como una propuesta concreta. Echo de menos el espíritu más frontal de la carta de Paulo de la otra vez: http://blog.canal.cl/2008/04/carta-abierta-polticos-y-candidatos-20.html
Rescatando la precisión que hace Floro: el acceso desigual a estas herramientas cuyo valor todos reconocemos es un problema más de base -pensando en Maslow-, y en ese lugar, donde se encuentran la equidad y la tecnología, es donde han faltado compromisos más concretos y aterrizados de parte de las colectividades.
Recordemos que Chile no es gobernado por una o varias personas de manera autocrática, ni siquiera hay partidos que aspiren a gobernar por si mismos, se trata de listas y/o coaliciones, que representan ciertas cofradías en cuyo interés hasta ahora no ha brillado la visión necesaria acerca del tema que nos convoca.
Esta visión, que todos los autores de esta carta sin duda comparten, debe ser explicada más con peras y manzanas a la clase gobernante, a la vez que ser complementada con ideas fuerza concretas, no tan reduccionistas como "un computador por niño", pero más enfocadas que un discurso que casi podría haber sido una editorial de El Mercurio.
Para empezar, creo que hay que explicitar palabras como subvención, términos como acceso universal y ejemplos como el de Finlandia. Sencillamente, queremos que cada chileno tenga derecho asegurado a acceso a Internet, tal como tiene derecho asegurado a la educación pública.
Y luego -recogiendo la evidente crisis en nuestro sistema educativo como experiencia- dicha idea base puede complementarse con parámetros técnicos que aseguren calidad de clase mundial, tanto para acceso gratuito como pagado, para que no tengamos por un lado Internet de tercera categoría para los pobres (como la educación que tenemos) ni promesas publicitarias que las empresas no cumplen (como también tenemos hoy).
Resumiendo, la manera de incrementar el acceso es mediante incremento de inversión social en este ámbito (subvención) y mayor regulación ante privados. Esto evidentemente está reñido con las tendencias del neoliberalismo, y pareciera que los suscribientes hubieran evitado mencionar ese punto.
@lnds, gracias por el apoyo y el reconocimiento. Es precisamente la experiencia en la trinchera la que nos mueve a intentar cambiar la mirada de quienes aspiran a gobernarnos.
@micronauta, sin duda, la carta es perfectible. Pero en la intención de quienes la escribimos no estaba, por lo menos en esta pasada, generar propuestas concretas. La intención apunta más al por qué y no tanto al cómo.
En los cuatro programas hay suficientes medidas, nos gusten o no, estén más o menos escondidas. Pero el común denominador es la baja relevancia en la lista de prioridades y mensajes que durante la campaña los candidatos le han entregado al aporte de lo digital al desarrollo de Chile. He visto sólo algunos capítulos de la franja electoral, pero me atrevería a decir que no creo haya aparecido ninguno de los cuatro candidatos hablando de eso.
Y no comparto eso de que tengamos que explicarles con peras y manzanas este tema. Si nos quieren convencer de sus tallas de estadistas, que trabajen y piensen como estadistas. Ya sabes, la esposa del César debe serlo y parecerlo. Es responsabilidad de quien aspira a dirigir nuestro país saber leer el mundo en el que vivimos, saber leer la época en la que gobernará, saber leer a los chilenos que representará.
Si la proporción de jóvenes chilenos que están en Facebook es muy similar a la que no está inscrita para votar, claramente las lecturas no son las correctas.
Sencillamente genial la reflexión sobre aquella correlación.
Quizás como dijo Maz en el otro thread, debemos pensar en una idea "loca e irresponsable" como lo hizo Kennedy al proponer poner a un hombre en la Luna. En nuestro caso puede ser equivalente al propósito de darle una conexión a Internet asegurada a cada habitante, a eso me refería con partir con peras y manzanas.
Los candidatos tienen -todos- excelentes asesores que se manejan en los temas, pero creo que las coaliciones necesitan ideas-fuerza más concretas que puedan por un lado ser el objetivo final de un proceso y por otro lado -el más importante en este caso dado el tema que nos convoca- ser una promesa a cumplir por parte de los candidatos, las caras visibles.
Que las medidas estén escondidas es lamentablemente un síntoma de que no forman parte de la promesa central, lo cual se evidencia en la ausencia en la franja.
Publicar un comentario