22 de octubre de 2009

¡Es la semántica, estúpido!

Fotografía: Palabras, por licor de mandarina, con licencia CC:BY-NC-ND


Parafraseando a Bill Clinton, ese podría ser el título del discurso que daría Maradona o un dirigente mapuche cuando hipotéticamente ingresaran a la Real Academia Española de la Lengua.

Más que hipotético, improbable escenario que sería la excusa perfecta para revelar algo extraño pero no tan extraño.

Porque, extrañamente, dos situaciones sin conexión entre sí (el descontrolado arrebato verbal de Maradona tras clasificar Argentina al Mundial de Sudáfrica y el aumento en los últimos días de la violencia en el conflicto que enfrenta a grupos de mapuche con el Estado chileno) tienen vasos comunicantes en un terreno, el de los significados de las palabras y expresiones.

Leía (disfrutaba, para ser honesto) hace unos días una carta abierta a Maradona, un genuino arrebato (más controlado eso sí) de un argentino cansado del pibe de oro, sus veleidades y cómo él simboliza la Argentina actual. Hasta que tras leer una entrada en el blog de otro argentino, que reproducía otro arrebato (semi descontrolado en este caso) en el que sin justificar a Maradona lo justificaban, comprendí que el ya famoso "¡Qué me la chupen y la sigan chupando!" maradoniano era una revuelta semántica. Una revuelta no emparentada con aquella otra mecha que hace años García Márquez intentó prender en el territorio de la gramática, sino un levantamiento simbólico contra el poder de los discursos hegemónicos, esos que califican lo que son buenas y malas formas para expresarse, aunque sea sobre cosas tan triviales como el resultado de un partido de fútbol. Y que en realidad, a través de las formas buscan controlar el fondo, lo importante, el significado. El mejor futbolista de la historia diciendo boludeces semánticamente intrascendentes será aceptado mientras las diga cuidando las formas. Cuando las formas se rompan, aunque su mensaje sea significativamente rico, será lapidado.

En paralelo, empezaban a juntarse noticias que daban cuenta de una escalada en la violencia del conflicto en la Araucanía. Un levantamiento también simbólico el que ocurre cuando (supuestamente) la Coordinadora Arauco Malleco anuncia que (supuestamente) el pueblo mapuche le declara (supuestamente) la guerra al Estado chileno. Belicosidad semántica con todas las de la ley. Un acto que busca renovar significados, o a lo menos poner en tensión los aceptados de manera común. Una revuelta contra relatos históricos excluyentes, contruidos en torno a mitos fundacionales del espesor de un disfraz. Esos mitos que hablan de "un bravo araucano que luchó contra el conquistador español", de la "pacificación" de la Araucanía, un mito que se cuelga como escudo en camisetas de futbol. Ese mito que le pone una s al plural de mapuche, cuando el che es plural en esencia y los mapuches son en realidad los mapuche. Mitos que se transmiten en palabras, palabras que construyen visiones de la historia, historia que sustenta argumentos presentes y defiende privilegios futuros.

Maradona y la Coordinadora Arauco Malleco unidos por el uso político de la semántica. Sin duda, en un caso más premeditado que en el otro. Uno, ejercicio espontáneo, frontal, a lengua descubierta; el otro, un efectivo mensaje, posiblemente calculado, articulado con otros gestos de guerra. Maradona está en guerra, el pueblo mapuche está en guerra. Una guerra de palabras, entre otras guerras y no tan guerras.

3 comentarios:

El Zorro dijo...

¡Hombre, se ve la pasta del historiador!

Black dijo...

El filo de las palabras que cortan aplicado a plenitud en ambos casos.
Pataleta de un hombre que siempre ha sido niño.
Reclamó justo de un pueblo

Maz dijo...

Estimado amigo:

En medio del tráfago, es un gusto tener un poco de tiempo para divagar y aprender. Y como siempre, una sabia decisión es invertir parte de ese tiempo en leerte.

En cualquier caso, también por estos lares cocemos habas con los ídolos futboleros. Umberto Eco podría hacer un completo análisis semántico, e incluso semiótico, a partir de nuestro inefable gesto del Pato Yáñez, desnudando lo más profundo de nuestra alma nacional.

Un gran abrazo ...

Marco.