Que el mundo digital (o por lo menos su expresión blogocósica) tiende a reproducir algunas prácticas del mundo no-digital es algo que deberé recordar con mayor frecuencia. Para muestra, un botón: la inocentada publicada en los sueños de la razón y que me la tragué completa (o habría que decir, la comenté completa). Desde el 2008, me autoimpondré la censura cada 28 de diciembre.
Y a propósito de patrimonios digitales, que ese fue el cebo que me hizo caer, comparto el texto completo de la ponencia que presenté en noviembre pasado en el IX Seminario sobre Patrimonio Cultural. Ya había resumido las ideas principales de mi intervención, publicando la presentación PowerPoint, pero ahora va el documento completo (redactado en forma posterior).
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