Con esta pregunta, David de Ugarte titula una entrada que publicó ayer en su blog, y en la que de manera a mi juicio muy certera, enfrenta el tema de la cadena de valor del negocio editorial y cómo ésta mejora o empeora la relación de los lectores con los libros. Una reflexión que David comparte a raíz de los problemas que la Colección Planta29 está teniendo para poder llegar al público.
Sería interesante chilenizar este análisis, ya que el tamaño de nuestro mercado (mucho menor al español), genera tensiones adicionales.
Entre otras cosas, David escribe:
La distribución, la logística del objeto libro, es el elemento determinante del precio. En la práctica el sector es un oligopolio con muy poquitos concurrentes (la mayoría de las distribuidoras lo son de prensa más que de libros), lo que ya frena notablemente la competencia y hace que de toda la cadena de valor de un libro, sea la distribución la que reciba la retribución más alta. Por si fuera poco hay concentración vertical, grupos que tienen editoriales, periódicos, teles y radios donde promocionarlos, distribuidoras y hasta cadenas de librerías. Lo cual ha impulsado a una mayor concentración del sector que ahora gira casi exclusivamente en torno a tres grandes grupos. Es decir, que si eres un pequeño editor tendrás poco que ofrecer a las distribuidoras independientes y aún menos a las integradas en algún gran grupo y lógicamente tendrás costes proporcionalmente mayores.
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