Quizás algunos al leer estas líneas opinarán que pequé de ingenuo. Puede ser, pero como en todas mis historias de amor, aunque haya sido breve como ésta, mi punto de partida ha sido la candidez.
Hace 8 meses, me topé con el servicio Yahoo Respuestas (Yahoo Answers en su versión original en inglés). En esencia, un espacio en el cual los usuarios de Yahoo (el requisito para participar es contar con una cuenta en este portal) pueden formular preguntas o responder las que realizan otros usuarios sobre temas de los distintos ámbitos del conocimiento. Adicionalmente, se puede votar por las respuestas que los usuarios entregan, la respuesta que uno entrega puede ser escogida como la mejor y otras acciones que van entregando puntaje al usuario. Dependiendo del puntaje, uno va adquiriendo cierto nivel dentro del ecosistema de Yahoo Respuestas, ganando reputación.
En aquellos meses estaba leyendo The Wisdom of Crowds (resumen en castellano aquí), de James Surowiecki, por lo que este servicio de Yahoo me pareció una aplicación sencilla y entretenida del concepto detrás del libro: la sabiduría colectiva, es decir, como el saber agregado de un grupo de personas siempre es mayor que el saber individual de cualquiera de los miembros de ese grupo.
Confieso que mi personal adicción por los juegos de conocimiento contribuyó a mi temprano encandilamiento con Yahoo Respuestas. No obstante, desde mis primeros flirteos con el servicio, noté que muchas de las preguntas eran meras boludeces, y que en el caso de las respuestas, no faltaban aquellas tipo "a tu pregunta estúpida le respondo una estupidez aún mayor". Es el ripio que este tipo de espacios debe sufrir en pos de generar reales intercambios de información, pensé desde mi candidez original.
En la fase de enamoramiento inicial alcancé a responder 11 preguntas, desde "¿Qué pasa cuando llega el FUTURO?" hasta "Estiyt interesado en entrar a una gerrilla o algu grupo de movimiento politico algie save de uno? (sic)". Además formulé una pregunta ("¿Por qué a los peces se les dice pescados una vez atrapados?") que recibió la no despreciable cifra de 18 respuestas.
Pero pronto mi fervor fue decayendo y me alejé temporalmente de Yahoo Respuestas. Lo insulso de muchas de las preguntas y las respuestas que recibían (incluso preguntas interesantes) me convenció que en este amorío estaba perdiendo el tiempo.
Hace tres meses me acerqué nuevamente, con el sincero afán de reivindicar la potencia de la idea. Lancé la siguiente pregunta: "¿Dónde escribió Unamuno "Cada uno es cada uno y cada uno tiene sus cadaunadas"?". Una sola respuesta recibida: un irónico "En su casa", imbecilidad que al ser la única respuesta fue calificada por el sistema como la mejor respuesta, por lo que su autor además recibió puntaje extra. A esas alturas, de mi romance ya no quedaban ni los gratos recuerdos.
Hace un mes volví a Yahoo Respuestas y formulé nuevamente la pregunta (ya es evidente el enfermizo patrón que en mis relaciones afectivas tiende a darse): "¿Dónde escribió Unamuno "Cada uno es cada uno y cada uno tiene sus cadaunadas"?". Los resultados fueron levemente mejores: cuatro respuestas pero ninguna aportaba la información que requería. Para mayor desazón, nuevamente el premio a la mejor respuesta la obtuvo una con tintes irónicos: "Eso no es de Mafalda??".
Este segundo y último intento de obtener alguna pista sobre la frase de Unamuno que da título a mi blog, selló para siempre la suerte de mi romance con Yahoo Respuestas. Y de paso puso en tela de juicio mi creencia en la sabiduría colectiva, tan cacareada por la "moda 2.0".
Hace una hora, acabo de lanzar la misma pregunta a Pregunte: las Bibliotecas Responden, un servicio de referencia digital de un grupo de bibliotecas públicas españolas. Quizá en esta oportunidad, esta señora más madura y con mayor trayectoria que la veleidosa Web 2.0, sacie mi sed de información. Su compromiso es que en tres días más debiera tener en mi bandeja de entrada su primera carta de amor.
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